Es ya una constante histórica que, como suele decirse en otros ámbitos, cuando España se resfría, Andalucía coge una pulmonía. Así ha venido siendo desde que se tienen precisas estimaciones nacionales y regionales. La contracción económica de España está provocando una situación dramática en Andalucía. El PIB en Andalucía se redujo un 11,8% en 2020, mientras que el INE estima una contracción del 11% para España. El paro consecuente se acercará al 30% en 2021.
Según el Observatorio Económico de Andalucía, entidad autónoma del Gobierno andaluz y ligado al empresariado andaluz, "los esfuerzos de contención de los brotes resultaron ineficaces ante el progresivo ascenso de una transmisión comunitaria que acabaría conformando una segunda ola de contagios más virulenta. La intensificación de las medidas para contener esta segunda oleada provocó el deterioro de la actividad a partir de noviembre, determinando un ligero retroceso del PIB en el cuarto trimestre respecto del anterior".
Tal contracción devenida tuvo consecuencias en la demanda interna, sobre todo en el consumo de los hogares, "presionado a la baja por las restricciones a la movilidad y a la actividad, la reducción de rentas y la mayor propensión al ahorro por el repunte de la incertidumbre".
Consecuentemente, y dado que la nueva ola afectó a toda Europa, "el turismo cayó con más intensidad en Andalucía, tanto el extranjero como el nacional," como caían la inversión y el consumo privados. Igualmente se deterioraban los intercambios comerciales y el retroceso fue total en los sectores productivos salvo en el agrario, menos afectado por la pandemia.
Se han desplomado en el tercer trimestre la hostelería, las actividades artísticas y recreativas. La construcción se frenaba aunque menos "y la industria se contraía lastrada por las manufacturas".
El mercado de trabajo
La EPA consignó 97.700 nuevos parados en el IV Trimestre, lo que a pesar de ser un mal dato, si se comparaba con la primera mitad de 2020 se habría recuperado el 76,7% del empleo destruido en ella. La tasa de paro se fijó en el 22,7 por ciento de la población activa, como siempre mucho más alta que la media española (16,2%). También aumentó la afiliación a la Seguridad Social. No concuerdan los datos del paro registrado, que se acercó al millón de demandantes de empleo.
Pero, claro, no se tiene en cuenta en estos datos la cuestión de los trabajadores en ERTE y los autónomos cobrando prestaciones por cese de actividad que en el IV trimestre de 2020 fueron 143.179, un 9 por ciento más que en el trimestre anterior. De considerarse todos ellos personas desempleadas la tasa de paro subiría hasta el 26,3 por ciento y subiendo más a lo largo de 2021.
Observaciones de este informe, entre otras, son:
- El ritmo en la destrucción de empleo en los servicios aumentó especialmente en el comercio y, especialmente, la hostelería y las actividades artísticas y recreativas.
- El retroceso de compra de coches y otros vehículos y consumo de carburantes es mayor que la media española.
- Lo mismo ocurre con viajeros y pernoctaciones en hoteles, sobre todo del turismo extranjero.
- La única compensación vino del consumo de las administraciones públicas aunque claramente insuficiente para contrarrestar la crisis de la inversión.
Por ello, la confianza empresarial no ha remontado del todo y así sucesivamente en todos los sectores e indicadores. Las previsiones no son halagüeñas dado que la recuperación económica mundial se frustró a finales de 2020. De hecho, el informe concluye que "la evolución de la pandemia en el inicio del año y la intensificación de las medidas de contención hacen previsible que la economía vuelva a caer en el primer trimestre de este año, lo que limitaría el ritmo de la recuperación en el conjunto de 2021".
Si se asume que habrá una mejora progresiva en el control de la pandemia a causa de las inmunizaciones y vacunas, es posible que en el segundo semestre de este año se produzca una cierta recuperación.
El Panel de Expertos del Observatorio Económico de Andalucía, aunque cree que la situación empeorará en este primer trimestre, considera que la economía andaluza podría cerrar el año 2021 con un crecimiento del 6%, lo que retrasaría alcanzar el nivel de producción previo a la pandemia hasta 2023.
No es el mejor panorama posible si bien alimenta una cierta esperanza, siempre que la pandemia retroceda, algo que el 80% de los andaluces no espera por ahora, y siempre que la inestabilidad política no llegue a extremos inesperados.