La firmeza del pacto entre PP, Cs y Vox sostiene a una Junta de Andalucía sin oposición apreciable

El momento era delicado: este jueves se superaban por vez primera los mil casos de covid-19 en un día en que se sumaron tres muertos más. Aunque se anunciaban vacunaciones masivas a final de año (de la que prepara en Oxford AstraZeneca, que ya se verá) y parece detenido el virus del Nilo, queda pendiente la segunda pandemia, la socioeconómica y laboral, que se cuece poco a poco en la fragua de unos ERTE que no pueden ser eternos.

En este ambiente, que podría enturbiarse desde una oposición coordinada, que no es el caso, porque siempre hay errores, incertidumbres, dolidos y cabreados por unas cosas u otras – desde los profesores a los sanitarios pasando por los autónomos y pequeños y medianos empresarios–, la Junta de Andalucía ha vuelto a demostrar que el pacto que la sostiene es firme e irradia estabilidad y equilibrio de gobierno a una población preocupada.

Aunque parecía que podía romperse debido a las diferencias entre PP, Cs y Vox, la ausencia de la oposición, PSOE y Adelante Andalucía, en las sesiones parlamentarias de la Comisión de estudio sobre la recuperación económica y social de Andalucía por causa del coronavirus y la voluntad de mantener el gobierno con una prueba de solidez, han logrado que el dictamen elaborado por Manuel Gavira, presidente de la Comisión por Vox, fuese "lijado" por PP y Cs hasta producir la firma unánime de los socios de gobierno.

Con la fortaleza del acuerdo y la fuerza del gobierno en la Junta, el dictamen reformado y reforzado tendrá que someterse al Pleno del Parlamento de Andalucía, cuya mayoría absoluta conservan los tres partidos de la entente. Por ello, no hay duda de que el debate de la Cámara dará paso a una aprobación sin que la oposición de PSOE y Adelante Andalucía logre siquiera arañar alguna reforma parcial.

La interioridad del acuerdo final refleja la actitud de los partidos que sostienen a Juan Manuel Moreno. El PP mantuvo 13 enmiendas, retiró 19, aceptó modificaciones en otras 12 y transaccionó 4 con Ciudadanos.

El partido de Juan Marín mantuvo 18 enmiendas, retiró 10, aceptó modificaciones en 5 y tragó con el rechazo a una de sus enmiendas por parte de PP y Vox.

Naturalmente, los portavoces de PP y Cs han puesto de manifiesto el esfuerzo de diálogo y de flexibilidad de que han hecho gala sus partidos mientras afeaban la ausencia de PSOE y Adelante Andalucía que, además y como es sabido, tienen importantes diferencias entre ellos. Más dolido se ha manifestado Vox que parece haber resultado el herido más grave de esta escaramuza.

Vox ha subrayado que PP y Cs han coincidido en cercenar opciones a sus principios "irrenunciables" sobre violencia intrafamiliar, el colectivo Lgtbi, el estado de las autonomías o la bajada de impuestos. Aún así, el acuerdo ha sido posible ofreciendo una imagen de unidad al gobierno del cambio salido de las urnas en 2018.

Frente a este panorama rocoso y sin fisuras graves, el PSOE de Susana Díaz ha querido estar presente acusando de incoherencia al gobierno de Juan Manuel Moreno sobre los ERTE, ya que el PP sostiene que deben prorrogarse hasta abril mientras Cs parece inclinarse por comenzar a ligarlos a iniciativas de formación para los trabajadores implicados.

El PSOE andaluz predica ahora en favor de unos ERTE que inventó la exministra del PP, Fátima Báñez. Es más, los considera una herramienta "histórica" y "fundamental" desplegada por el Gobierno de España para "amortiguar los efectos de la pandemia", que ha llegado a beneficiar a más de 400.000 trabajadores en la comunidad.

Podemos, Izquierda Unida y los Anticapitalistas, aún acajonados en la moribunda coalición Adelante Andalucía, ni saben ni contestan ni aparecen. En todo caso, alertan del crecimiento de la "intolerancia" y el "odio" (de los demás) y piden el fin de la "financiación pública" de las corridas de toros.