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Fracasan las manifestaciones convocadas contra el estado de la sanidad pública andaluza

Los datos de asistentes contabilizados por el Gobierno han confirmado el pinchazo que alivia la comparecencia parlamentaria de este martes de Moreno.

Manifestación de la "Marea blanca" este domingo en Sevilla | EFE

Con un PSOE desnortado, desconcertado y preso del susanismo terminal; con Podemos e IU enzarzados en Adelante Andalucía sobre si seguir un camino propio o seguir el de Pablo Iglesias y con un gobierno PP-Cs en buena sintonía a pesar de su lentitud y de las presiones de Vox al fondo del cuadro, Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y del PP en la región, dará cuenta este martes de su visión del primer año de un gobierno no socialista desde 1982.

Naturalmente, hay quien pide más tiempo, quien recuerda que hay tres años de margen todavía y quien subraya que algo se ha cambiado. Y, como corresponde, hay quienes no ven el cambio esencial por ninguna parte, ni siquiera la bajada masiva de impuestos. Pero, lo que no engaña, es que demoscópicamente el gobierno se mantiene por delante de una izquierda a la que está logrando desestabilizar y dividir.

Uno de los ejemplos más evidentes de lo que está consiguiendo el gobierno de Moreno hacer con sus descontentos es lo ocurrido este fin de semana con el pinchazo de las manifestaciones convocadas contra el estado de la sanidad pública andaluza, una bandera que hizo trizas el prestigio del gobierno de Susana Díaz y que ahora, tanto el PSOE como Podemos e IU quieren revolver contra el gobierno de PP y Cs.

Ciertamente, la situación de la sanidad andaluza no era buena cuando gobernaba Susana Diaz. Desde el número de camas por habitante a las increíbles condiciones de contratación, el intento de fusión de hospitales en Granada y Huelva y el ejercicio inmoderado de la altanería en el poder junto a una administración paralela oculta, dio alas a un médico granadino, Jesús Candel, alias Spiriman, que logró sacar a la calle, sobre todo en Granada, a decenas de miles de personas.

Además de la herencia recibida, cuyos escándalos ha aireado con éxito, este gobierno recibió el mazazo de la listeriosis casi en los primeros días de su mandato, reto del que ha salido sin graves quebrantos del prestigio público. Pero es un hecho que la sanidad pública andaluza, mal financiada desde que se negociaron las transferencias de las competencias en la década de los 80, sigue sin encontrar la estabilidad necesaria. Los incrementos extraordinarios de presupuestos son continuos y las destituciones y dimisiones se han sucedido a lo largo de 2019.

Pero una vez más Dios parece venir a ver a Juan Manuel Moreno cuando lo necesita. Además de haber logrado ser presidente de la Junta con 24 escaños menos de los obtuvo Javier Arenas en 2012, este domingo, dos días antes de su comparecencia parlamentaria para valorar su primer año de gobierno, las manifestaciones convocadas contra la situación de la sanidad pública pinchaban de manera estrepitosa en todas las capitales andaluzas.

La razón parece ser el intento de las izquierdas políticas andaluzas y algunos compañeros de viaje de ponerse al frente de un campo de batalla que disputan abiertamente a Spiriman y su Asociación Justicia por la Sanidad, hasta ahora el único que logró con sus llamamientos que Susana Díaz eliminara a Granada de su agenda institucional como se ha recordado recientemente.

Spiriman, que dio muestras de un comportamiento opositor radical contra una Susana Díaz que se querelló contra él por faltas de respeto a su honor, vuelve a hacerlo ahora con su antiguo "amigo" con el que tuiteaba, Juan Manuel Moreno, tuits y mensajes privados que hizo públicos, presumiendo de haber rechazado todos los cargos que se le habían ofrecido desde el nuevo gobierno.

Sin embargo, el hecho de que la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública hubiera convocado concentraciones este domingo sin contar con que la asociación de Spiriman tenía anunciada una manifestación para el próximo 2 de febrero en Sevilla, ha conducido al "pinchazo" derivado de las discrepancias de los que dicen buscar lo mejor para la sanidad andaluza.

La autollamada "marea blanca" de esta Mesa alude a datos no computables al nuevo gobierno andaluz como es la inversión por habitante, menor que la media nacional desde hace años, y consideran que los casi 2 millones de andaluces (un 25 por ciento del total de la población) que han contratado un seguro privado, es la prueba del fracaso de la sanidad pública, cuando ese dato crecía ya en tiempos de los gobiernos del PSOE.

Además, destacan la mala dotación de enfermeros, los pocos recursos en atención privada, el cierre de ambulatorios, la falta de camas y la sanidad concertada público-privada. Por ello, pide el fin de los recortes, que la Junta actual niega que haya, y quiere eliminar copagos entre otras reivindicaciones.

En el meollo de esta "marea" se encuentran la asociación de consumidores subvencionada Facua, Podemos, la asociación pro Derechos Humanos Andalucía (ligada al comunismo desde tiempo inmemorial), IU y otras asociaciones y sindicatos. Entre los sumandos de los convocantes, estaban los sindicatos Satse, CGT, UGT, CCOO, Ustea, USO, SAT o SAE, las Marchas por la Dignidad, la Marea Verde por la Educación Pública, Ecologistas en Acción, la Plataforma de Pensionistas, la Asamblea de Andalucía y Andalucía Viva.

En cuanto a partidos IU, Podemos, la coalición de ambos Adelante Andalucía, PSOE, PCE, Más País Sevilla, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Primavera Andaluza, Andaluces 100% o Andalucía Actúa, estaban entre los convocantes. Entre todos ellos, apenas han logrado movilizar a poco más de 7.000 personas en toda Andalucía, cantidad muy inferior a cualquier convocatoria de Spiriman conocida.

El que Teresa Rodríguez estuviese presente en Sevilla da una idea de cuál es la orientación de la Mesa. Es más, la coordinadora general de Podemos Andalucía y presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía pretendió sumar "los errores y a los fallos y al desastre de la gestión sanitaria del Gobierno anterior", del PSOE, a la "voluntad clara expresa en muchos casos de privatizar sectores de la sanidad pública andaluza", con el Gobierno del PP y Ciudadanos.

En la concentración de Cádiz, Rodríguez dijo del consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, que era "el consejero de los desastres, de los enchufes, de las dimisiones y el consejero de las puertas giratorias" entre sanidad pública y privada. Es más, le acusó de querer privatizar y de consentir que vuelvan a crecer las listas de espera.

Pero los datos de asistentes contabilizados por el Gobierno han confirmado el pinchazo que alivia la comparecencia parlamentaria de este martes del presidente Juan Manuel Moreno. El dato fundamental es que, en Granada, donde Spiriman logró que se manifestaran muchos miles de personas durante varios años, sólo se congregaron 350 personas. En Cádiz, 2.300. En Málaga, donde acudió a la concentración el secretario del PSOE malagueño, José Luis Ruiz Espejo, sólo 800, y en Sevilla, 4.000. En otras provincias, ni siquiera fueron convocadas concentraciones.

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