Sólo unos días después de la dimisión de cuatro cargos de su Ejecutiva sevillana y un día después de la presentación del documento de sus críticos en El Viso del Alcor, localidad próxima a Sevilla, Susana Díaz ha reaccionado dirigiendo una carta a los 44.000 militantes andaluces con un mensaje de unidad frente a las "derechas" –con una de las cuales, Ciudadanos, gobernó desde 2015 a 2018–.
La puesta de largo de los críticos de la tarde del jueves no fue muy lucida –sólo asistieron un centenar de militantes–, pero dio un pantallazo fiel de que entre los asistentes había personas de peso en anteriores equipos de gobierno en pueblos importantes de Sevilla como Francisco Pérez Moreno, Carmen Tovar o Rafael Martín de Agar. Evitar el contagio puede haber sido la razón de la misiva urbi et orbi andaluz de la suma dirigente socialista sureña.
Según El Mundo, la carta confirma que la crisis interna dentro del socialismo andaluz ya está declarada. En la misiva, Susana Díaz deja claras dos cosas: que la unidad es un camino inequívoco para volver al gobierno de la Junta y que la que debe volver al gobierno es ella, sin autocrítica alguna –a fin de cuentas, es la primera socialista en perder la poltrona andaluza– para lo cual debe ser líder inequívoca del PSOE andaluz.
Con juegos de palabras sobre las "derechas" inhumanas y fabricantes de mentiras y políticas basura que arrebatan "derechos" y heterodoxias gramaticales "de género" como "como todos y todas lo haremos posible", lo que parece estar claro que crisis hay y que, además de la intervención de los sanchistas en el movimiento sísmico del PSOE-A, hay descontento en las propias filas que hasta ahora la apoyaban sin fisuras.
Recuérdese que Susana Díaz ha gobernado con el poder de las provincias de Huelva, Sevilla y Jaén, sobre todo, y con bastante fuerza en Cádiz. En las demás su influencia ha sido relativa, pero ninguna tiene el peso de las tres principales. En Huelva, el cada vez más mayúsculo "error Mario Jiménez", al que laminó sin cariño, le ha supuesto la desafección de muchos. En Sevilla, donde se va notando cada vez más la presencia del sanchismo, las dimisiones citadas denotan un cansancio de su liderazgo. En Jaén, donde alcanzó un pacto con sus dirigentes locales, la presencia de Sánchez en el Gobierno parece suficiente como para que la alianza se rompa.
Luego está, cómo no, la política de nombramientos de Sánchez que sitúa a provincias como Málaga con peso en la Guardia Civil, a Cádiz con presencia en la Justicia, a Córdoba con presencia en Agricultura y el Gobierno en su conjunto, y a Sevilla, con María Jesús Montero, otra trianera, en Hacienda, como "cultivos" antisusanistas.
Ya fue sorprendente que, en la toma de posesión del alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, estuviese presente María Jesús Montero junto a Susana Díaz. Ahora, el diario La Razón ya da por seguro que el señalado por el dedo de Sánchez para sustituir a la hasta ahora lideresa, es Juan Espadas, que ha sido de todo, incluso consejero de la Junta de Andalucía.
De hecho, la batalla financiera de la Junta contra el Gobierno de Pedro Sánchez está dañando la imagen "andalucista" de la señora Montero y sus vinculaciones con las estructuras del PSOE son débiles porque su procedencia política es foránea y alejada de las Juventudes Socialistas.
Juan Espadas es alguien familiar y de toda la vida en el PSOE andaluz y ya dijo una vez que no iba a renunciar a nada y añadió que estaría a lo que dijeran los socialistas andaluces. Por si fuera poco, es un hombre de buen talante que no le ha hecho ascos a sacar los presupuestos municipales de la mano de Podemos y sus satélites, algo que Susana Díaz nunca quiso hacer y que ahora tiene una importante valoración.
Por si fuera poco, ser alcalde de Sevilla –en Juan Ignacio Zoido, del Partido Popular, hay un precedente–, le proporcionaría un extraordinario escaparate público para mostrarse a los suyos y a los votantes en general si lo compatibiliza con la secretaría general del PSOE andaluz. Como ya ha anunciado que no volverá a presentarse a las elecciones municipales, puede tener el campo abierto si Pedro Sánchez hace lo de siempre, esto es, faltar a la palabra que le dio a Susana Díaz y elimina a otros candidatos y candidatas de su propio gobierno.