Tras el discurso navideño de Felipe VI, no el Deseado sino el Necesario, parece que sea él el único que habla y dice algo que merezca la pena ser escuchado. Pero, poco a poco, incluso en el interior de un PSOE que puede estar cavando su propia tumba en esta hora de España, hay quienes están perdiendo el miedo a decir lo que quieren decir. Dos destacados socialistas andaluces, Pepote Rodríguez de la Borbolla y Manuel del Valle, han hablado recientemente y es conveniente recordarlo ahora, tras el discurso del Rey de hace dos días.
El PSOE en 2015 tenía dos opciones: o sumarse a la bruma sin fundamento de la "nación de naciones" nacida en el exilio, que no antes, o envolverse en la bandera nacional española y enfrentarse al desgarro separatista. Todo ello lo entrevimos en la batalla campal que libró Susana Díaz acompañada por ciertos barones contra quien propiciaba la nueva teoría del socialismo patrio que dejaba la E del PSOE en un basurero después de haber perdido la O. Dicho de otro modo, que el PSOE se contraía en PS, esto es, Pedro Sánchez.
La bronca, como es sabido, la perdió una Susana Díaz que mostró ya entonces el principio de su fin por no haber sabido defender lo que parecía haber ganado en un primer y aparatoso asalto que dejó en la lona y luego en el patio de afuera al hasta entonces secretario general Pedro Sánchez Castejón, el resistente. Luego se ha sabido que su Manual de Resistencia no tenía objeto propiamente dicho, sino que consistía en un vademécum para mantenerse en el poder fuese como fuese y se fuese a donde se fuese.
Ante la deriva de los acontecimientos que alimentaban al separatismo de siempre, en Cataluña, con un pie en Valencia u otro en Baleares y País Vasco, con las manos sucias de Bildu en Navarra, todos pensamos que el PSOE de Felipe, de Alfonso, de Alfredo (que murió tan pronto) y otros barones menores iba a reaccionar. No ha sido así y como consecuencia, el absentismo patriótico de Rajoy nos ha llevado a donde estamos: ante una crisis nacional sin precedentes desde 1981 y ante otro golpe de Estado, esta vez impulsado por la izquierda separatista aliada a no poca burguesía catalanista e incluso a pecaminosos confesionarios.
Al menos, Alfonso Guerra se atrevió con un libro que hemos comentado en estas páginas, en el que defendió su patriotismo, una configuración contradictoria de ideas y sensaciones que llevan a defender un patriotismo meramente "constitucional" al tiempo que afirmaba que su intención al escribirlo era "mostrar que la comunidad España existe desde los más lejanos tiempos y que ha dado muestras durante muchos siglos de una fortaleza extraordinaria en cuanto al mantenimiento de los vínculos que han hecho permanecer unidos a los españoles superando invasiones externas y enfrentamientos interiores".
De Felipe González, y lo recuerda Arcadi Espada, sólo hay silencio, como de los supuestos esforzados barones extremeños, castellanos, aragoneses o valencianos, que están demostrando que más que paladines del honor pueden acabar sus días como los infantes de Carrión en oscuros robledales de ignominia. Como el mutismo de Susana Díaz sobre esta hora de España, bien sonoro en quien hablara tanto otrora sobre España, su unidad y su papel histórico.
Otro de los silencios llamativos, este muy mucho, es el de Rafael, Rafalito, Escuredo, el primer presidente electoral de la Junta de Andalucía electo en las urnas en 1982, el mismo que se envolvió en la bandera andaluza al estilo nacionalista de los lacitos para gritar que el Sur también existía y debía existir en libertad y en las mimas condiciones que los tres grandes focos de riqueza nacionales: Cataluña, País Vasco y Madrid. Luego se supo que aquel desafío terminó gestando un régimen sectario que ha durado 36 años. Y dura y dura todavía.
Sin embargo, inesperadamente, dos socialistas de nivel, uno autor de la famosa foto de la tortilla fundacional del PSOE de Suresnes, Manuel del Valle Arévalo, exalcalde de Sevilla, y un poco antes, Pepote Rodríguez de la Borbolla, se han atrevido a hablar lo han hecho con suficiente claridad como para que, al menos, se haya entrevisto que podría ser posible otro futuro si se logra que el presente sanchista no llegue a ser lo que quiere.
El primero en hablar fue Pepote Rodríguez de la Borbolla en El Mundo a principios de este mes de diciembre. Fue presidente de la Junta desde 1984, sucediendo a un defenestrado Escuredo, hasta 1990, cuando el candidato a palos, Manuel Chaves, lo defenestró a él con el aplauso de Alfonso Guerra y los suyos, pero con la manivela de Felipe González detrás del muñeco.
Como a los nuestros de la generación de 1898, le duele España. "Sí. Me duele. Yo tengo una cierta idea de España formada a lo largo del tiempo: la España que mi generación y las anteriores han contribuido a crear con el acuerdo de todos. Me duele que ahora esté en subasta pública".
Pepote, que ha hecho de todo en Andalucía y que contribuyó mucho a la erección del "régimen" que confundía PSOE con Andalucía y que usó la formalidad de la democracia para ocupar los poderes reales e institucionales, sigue defendiendo los "los consensos del 78" y subraya que la Constitución vigente fue un ejemplo de consenso, claro que no se quiso ver que aquel consenso figurado iba a ser afelonado por los separatismos.
"Del modelo constitucional se deriva que todos los territorios deben ser iguales -salvo las singularidades reconocidas por la Constitución-, tener instituciones homogéneas y ser considerados a la hora de modificar algo. Lo que no tiene cabida aquí es la bilateralidad. No existe la dicotomía entre ley y justicia y política. La política, en democracia, se basa en la ley. Las normas son iguales para todos. España se va al cuerno si se atienden las exigencias de los nacionalistas catalanes." Del País Vasco, ni mú. Sólo es una "singularidad".
Pero Pepote, cachazudo, insistía. Eso de llamar "conflicto político" a lo del separatismo catalán como ya hace el gobierno en funciones de Pedro Sánchez "es una trampa retórica. La demostración de la capacidad de trile de los actuales portavoces de los partidos, que te cambian una palabra y parece que han descubierto el Mediterráneo".
Y zurra más fuerte aun cuando exclama: "Hace dos años, cuando decían que el 155 no podía aplicarse, salimos diecisiete patriarcas diciendo que sí. Nos llamaron viejos y nos negaron la 'autoridad moral'. Los líderes actuales, sean del PSOE, del PP o de IU, vienen de escenarios viciados, que son las organizaciones políticas juveniles, ámbitos de poder sin súbditos ni destinatarios donde lo que se aprende es politiquilla y a conspirar… La generación actual de políticos quiere el poder para estar, no para hacer".
Y descabella: "Cataluña ha afectado gravemente al PSOE. ¡Que lo tengan muy claro! Parte de los votos del PSOE se han ido a Vox, cosa que no me extraña nada teniendo en cuenta los comportamientos habidos. En la vida hay que tener criterio, valores y carácter. No podemos ser juncos que se muevan según sopla el viento." Y es que, dice, el PSOE se jodió en 2003, Zapatero y Maragall, mecidos por Iceta y Manuela de Madre.
Hay que exorcizar los demonios nacionales:
Para ser de derechas, incluso muy de derechas, no hace falta ser ni franquista ni de Pío XII. Todo evoluciona, y eso es bueno. En la izquierda debemos exorcizar la II República y la Guerra Civil. Acabaron hace 80 años. Ya está bien. Este punitismo eterno, el afán vengativo de penalizar durante toda la eternidad, no lleva a ninguna parte. Y los nacionalistas deberían exorcizar los pasados inventados. Son mentira.
El modelo autonómico se ha pervertido por el trato desigual a muchas comunidades. Loa nacionalistas se ha hecho con el Estado en Cataluña (se ha mimetizado con él), España se ha llenado de fronteras interiores y sufrimos una "diarrea legiferante" que copia todo lo que se legisla en otros sitios, y que luego no se cumplen. Por su fuera poco, ni PP ni PSOE han trenzado políticas de cooperación y coordinación.
Y luego, claro está, está el meollo, que el nacionalismo "no tiene hartura": "No es cierto que Cataluña recuperase instituciones históricas. Se crean otras, distintas, que nacen con la Constitución. En el País Vasco nunca existieron instituciones políticas. Y Andalucía tenía cuatro reinos. ¿Te imaginas que los sevillanos pidiéramos ahora una monarquía propia?".
Manuel del Valle: hijo de franquista, guerrista y ugetista
Manuel del Valle está en los 80 años y enfermo, pero no de cabeza. Fue alcalde de Sevilla en los primeros tiempos (1983-1991) y es el del PSOE de los primeros tiempos sevillanos. Hombre prudente, para bastantes un tanto oscuro, esta vez, justo es decirlo, no ha tenido pelos en la lengua ni ambigüedad cuando ha hablado con ABC hace tres días. Y la primera en la frente:
Creo sinceramente que no es posible ir a ninguna parte con ERC y me da la impresión de que el timón de la negociación lo tienen ahora mismo los independentistas…Cataluña va a ser un cáncer para España. Felipe González hizo la vista gorda en su época y les dio un pedacito más en cada legislatura. Él tenía un plan para el Estado y pensaba que podía domesticar el nacionalismo catalán; Pujol sí tenía un plan separatista a través de la educación y los medios de comunicación que ha ido cumpliendo. Aznar hizo lo mismo que González.
Y apuntala:
El tema de Cataluña es muy antiguo, en efecto, y he leído las polémicas que se establecieron al respecto entre Besteiro y Largo Caballero. Y resulta que la rama pretendidamente moderada del PSOE de aquella época, que encarnaba Besteiro, pretendía reconocer la condición de nación a Cataluña, hasta que llegó una persona sensata como Indalecio Prieto que dijo que no podía ser y que, en todo caso, habría que ver las peculiaridades de cada sitio. El PSOE ha estado dubitativo en el tema de Cataluña desde hace casi un siglo.
El problema es que el PSOE hoy no tiene líderes como aquellos. "Recuerdo negociaciones sobre la Constitución y otras materias entre Felipe González, Miguel Boyer, Fraga y Calvo Sotelo. El PSOE le pide hoy al PP que se abstenga para no tener que negociar con ERC y éste no lo hace. Y Pedro Sánchez negocia con ERC a sabiendas de que se está metiendo en la boca del lobo. Yo no sé cuáles son los límites de Sánchez para decir 'ya no puedo pasar de aquí'".
No hay contrapesos en los partidos respecto a sus direcciones. No hay división de poderes en el seno de las organizaciones políticas y por ello, los dirigentes hacen lo que quieren sin más. "El otro día le preguntaron a Alfonso Guerra que por qué no se iba del PSOE y él dijo que 'es mi partido'. Yo lo entiendo, pero es que el PSOE ha cambiado mucho desde que él era el vicesecretario general".
Recordando a los viejos baluartes morales del socialismo andaluz como Alfonso Fernández Torres, descarga:
Creo que esta gente (Pedro Sánchez y los dirigentes actuales del PSOE) van a destruir el partido. Aunque yo creo que destruido ya está…No hay oportunidad de intercambiar ideas y de tratar de convencer a tu oponente de que puede estar equivocado. A mí, como militante, me han mandado un correo electrónico para votar los pactos con Podemos. Te hacen una pregunta por Internet y tú tienes que votar entre distintas opciones. Yo nunca he votado por ese sistema porque me repugna. La calidad de la democracia en mi partido se ha degradado mucho.
Y no teme hablar de la corrupción de los ERE, "un despropósito administrativo" o del caso UGT, donde por alguna esquina sale su nombre. "En los cursos de formación hay mucho que decir, pero no sólo por la UGT y CCOO, sino también por la CEA. Había cuatro partes, una para cada sindicato, y dos para los empresarios. Se podría hablar mucho de los departamentos de la CEA que se dedicaban a influir para recibir estas ayudas." Cierto. Ya lo contó Libertad Digital. Pero de UGT habla mucho menos, claro, aunque reconoce que el clientelismo político ha sido generalizado.
Y confiesa al final: "Mi padre creía en Franco, cosa que yo no entendía y que acabé entendiendo con el paso de los años, pero no se aprovechó de la situación como hermano de mártires o caídos por la Patria, como se decía en esa época. Se podría haber aprovechado obteniendo plaza de secretario judicial en Sevilla, pero no lo hizo. Ya en democracia, sentí vergüenza en una recepción oficial cuando un empresario de Sevilla me decía que tenía a tal político, con un cargo importante, 'comiendo de su mano'."Aquel político era del PSOE, algo vergonzoso, aunque no exclusivo de su partido."
En fin, aunque el silencio en el PSOE ante lo que está ocurriendo sea atronador, al menos en algunos se ha entrevisto una reflexión, una crítica, una esperanza para la convivencia de todos los españoles en un marco constitucional común.