La crisis interna de Ciudadanos en Andalucía salta a los periódicos y se cobra un primer cese
Tras el desastre del 10-N el partido de Juan Marín entra en crisis y el eslabón más débil del nuevo gobierno andaluz puede no ser Vox, sino Cs.
Aunque se conocían tensiones internas, amortiguadas por los grandes resultados electorales de abril de este año, la debacle nacional que ha encogido Ciudadanos de 57 a 10 escaños -y en Andalucía de 808.000 votos y 11 escaños a 344.000 votos y 3 diputados- en las pasadas elecciones de noviembre, ha tardado en dar la cara bajo la forma de luchas por el poder y rotura de costuras internas. Se habían notado dimisiones y ceses poco explicados, pero finalmente la convulsión ha emergido y su cara visible ha sido el cese de la viceconsejera de Educación, Marta Escrivá.
La explicación aportada es tan increíble que parece sugerida por políticos bisoños. Según la versión oficial, quien había sido nombrada por el consejero de Educación, Javier Imbroda, como pieza clave de su departamento ha dejado de serlo en un pispás y por si fuera poco se ridiculiza a la defenestrada subrayando su carencia de un perfil "más técnico". Tal circunstancia parece querer decir que Imbroda no sabía que su viceconsejera sabía poco de Educación.
Por si fuera poco, la afectada, Marta Escrivá, no es que se vaya del todo, sino que se queda en la misma Consejería que vicedirigía, pero ahora como delegada en Sevilla. Se ha argüido que todo ha sido necesario por la baja inesperada de su titular Joaquín Pérez Blanes. Otra explicación poco razonable. Que la baja de un delegado sea compensada con el cese de una viceconsejera, no tiene sentido.
María del Carmen Castillo, la ascendida
O sea, que Escrivá baja un escalón, aunque amplía competencias como Delegada Territorial de Educación, Deporte, Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, pero su sustituta sube otro. Se trata de María del Carmen Castillo, inspectora de Educación, y actual delegada provincial en Almería, provincia que es afín a Juan Marín desde la influencia de la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet.
Pero la cosa va mucho más lejos. No se trata sólo del poder en Andalucía. Ciudadanos, a nivel nacional, está en una crisis de puestos y de identidad mientras que, en Andalucía, Ciudadanos estará instalado durante los próximos dos o tres años en un estable y consolidado gobierno en el que Juan Marín, su líder hasta ahora indiscutible, ocupa una Vicepresidencia y un área de poder y de posibilidades de alojamiento muy amplias para los náufragos que pululan asidos a salvavidas inseguros.
Naturalmente, esto concede un poder considerable a Juan Marín en el ámbito nacional de la organización, que hasta hace poco controlaba de forma poco admirable el ya ex secretario de Organización de Ciudadanos, el dimitido Fran Hervías, todavía miembro de una gestora que conducirá a Ciudadanos al próximo congreso de marzo de 2020 que elegirá a Inés Arrimada como lideresa nacional pero asimismo a una Ejecutiva que es el momento de empezar a controlar.
Marín versus Hervías
La hostilidad de Juan Marín hacia Fran Hervías por su persistente presencia en Andalucía desde su atalaya matrimonial con Virginia Millán Salmerón, a la que convirtió en diputada, ha dado lugar a discretos escándalos de colocaciones a dedo. No hace mucho se filtró el nombramiento como gerente de Inturjoven, un ente más de la Junta, del marido de Mar Hormigos, secretaria regional andaluza de Ciudadanos.
A esa filtración siguió otra de mayor calado. Javier Millán Salmerón, hermano de Virginia Millán, la esposa de Hervías y por tanto su cuñado, había sido "colocado" como asesor en el Instituto Andaluz de la Juventud, otro ente de los que se decía iba a ser modificados en sus formas y en el fondo por el nuevo gobierno andaluz.
Por ello, ya se habla abiertamente de "purga" interna y de la larga mano de Juan Marín en el cese forzoso de Marta Escrivá, amiga íntima de Virginia Millán y de Fran Hervías, al que se conoce en el Sur como "El Lobo", según cuenta Diario de Sevilla. En tal interpretación, Marín se sabe fuerte y con medios en un partido débil, más todavía tras la aprobación ayer mismo de las cuentas andaluzas para 2020, que permitirán agotar la legislatura sin problemas insalvables.
Esto es, tiene poder institucional, pero carece de poder orgánico, poder que puede seguir ostentando Hervías si logra formar parte esencial del equipo de Arrimadas. De hecho, Marín, a pesar del apoyo en el clan de la manzanilla y en los aliados de Almería, Málaga y Huelva, sobre todo, no está en la gestora que organiza el congreso de marzo, aunque en ella hay tres andaluces, Guillermo Díaz, el propio Hervías y José Manuel Villegas, además de Ignacio Aguado tan vicepresidente autonómico como él.
¿Más cabezas cortadas?
El rompecabezas puede afectar a otra cabeza: la de Rocío Ruiz, actual consejera de Igualdad que tiene su influencia en Madrid no en Marín. Y no se olvide la tradicional rivalidad entre Juan Marín y ex socialista, Luis Salvador, que era el preferido de Albert Rivera para llevar las riendas de Ciudadanos en Andalucía, oportunidad que no quiso aprovechar el que hoy es alcalde de Granada, la alcaldía más relevante de Ciudadanos en toda España.
¿Qué ha pasado? Pues que el consejero de Educación. Francisco Javier Imbroda, que no es marinista, no ha tenido otro remedio que doblegarse ante Juan Marín, que ya ha comenzado a mover ficha para asegurarse un puesto más relevante en el futuro de Ciudadanos a nivel nacional. Esto es, hay que organizar las primarias andaluzas para el congreso de marzo y no hay tiempo que perder. Cuando se vayan los Reyes Magos, apenas quedará ya tiempo para nada.
Según el mencionado diario, el plan de consolidación política nacional de Marín exige una limpieza política en Andalucía y ello le conducirá a una reestructuración del gobierno en Andalucía que haga posible la operación de aumento de su poder personal y detener el deterioro de Ciudadanos, al menos en Andalucía y desde el poder del gobierno de la Junta.
Para después del congreso de Ciudadanos, si todo le sale bien, la hipótesis es que Marín afrontará una remodelación de las consejerías de Educación, Turismo y Deportes, Economía y Empleo. Se trataría con ese póker de reducir el poder de Imbroda y de la actual consejera de Empleo, Rocío Blanco, a la que muchos en su Consejería y en Ciudadanos consideran más afín al PP, de donde procede.
En la estrategia, el consejero de Economía se haría además con el área de Empleo. Educación ya no estaría en manos de Imbroda sino en manos del granadino José Antonio Funes como consejero de Educación, secante perfecto para Luis Salvador.
Marín dice ser amigo de Arrimadas. Ciertamente hay una afinidad de origen, una nacida en Jerez y el otro en Sanlúcar de Barrameda, pero el partido debe jugarse y en política hay pocos amigos. Y buenos, menos. Ya anunció que iba a ser uno de los "gestores" y no lo fue.
Además, tiene flancos sensibles como el hecho de que Carlos Rodríguez Sierra, abogado de algunos de los condenados por los ERES, fuera colocado por él mismo como director de la Oficina Fiscal y Judicial de Andalucía con notable escándalo.
Lo cierto es que el cese de Marta Escrivá ha hecho posible que las disensiones internas, algo que se valora muy mal electoralmente, salgan a la luz. A la debilidad de su posición nacional, Ciudadanos comienza a exhibir una crisis en Andalucía que podría poner en peligro la estabilidad del gobierno andaluz que sólo lleva un año en la gestión de la comunidad andaluza. Poca broma.
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