Con los datos aparentes en la mano podría decirse que las elecciones generales que se celebraron ayer tuvieron en Andalucía un resultado benefactor para la izquierda política representada por el PSOE y Unidas Podemos con IU y otros aliados. De hecho, ambas formaciones suman 31 escaños mientras que el centro derecha sólo llega a 30 mientras que en 2011 el PP logró 33 escaños por 27 la suma de PSOE e IU.
Pero, en su conjunto, la izquierda andaluza ha perdido 220.000 votos y más de 2 puntos porcentuales bajando del 48 al 46 por ciento, algunos de ellos debido al "estorbo Errejón" y otros menores que le han restado 56.000 votos sin haber obtenido diputado alguno.
Por el lado del centro derecha, podrá celebrarse que, salvo el hundimiento del ambiguo Ciudadanos, lo demás han sido vino y rosas. A pesar del batacazo de Juan Marín, el centro derecha ha recuperado 2 escaños desde el pasado mes de abril, haciendo posible presentar los resultados globales como una consolidación del gobierno del "cambio".
En el juego de las apariencias y ante el público interno o forofo, salvo Ciudadanos y Podemos que han perdido votos y escaños, los demás pueden presentarse como ganadores. El PSOE por ser el partido más votado y haber logrado 1 escaño más. El PP por haber subido votos y escaños y Vox por haber doblado el número de escaños obtenido hace siete meses.
Pero un examen más detenido y minucioso exhibe claroscuros no visibles a primera vista. No cabe duda de que el PSOE andaluz ha resistido mejor que el PSOE nacional porque durante estos meses pasados le ha caído una lluvia no fina sino un aguacero inmisericorde en forma de denuncias por una gestión sanitaria escandalosa y nuevos o antiguos casos de corrupción (se ha salvado de la sentencia de los ERE), que parecen no afectar al socialismo sureño haga lo que haga y pase lo que pase. Incluso ha recuperado un escaño sobre los 124 que obtuvo el pasado mes de abril.
Sin embargo, el PSOE andaluz volvió a perder votos, nada menos que 148.000 desde abril y perdió además unas décimas de porcentaje (0,85%). Desde 2011, el PSOE ha mantenido los escaños, ahora y entonces en 25 (el PP obtuvo 33 siendo Javier Arenas su presidente regional) y casi ha logrado mantener los votos (sólo 30.000 votos menos que en 2011). Esto es, el PSOE andaluz está estancado y con tendencia general a la baja.
En porcentajes, el PSOE obtuvo un 36,6 por ciento en 2011, bajo al 31,5 por ciento en 2015, bajó de nuevo en 2016 al 31,24 por ciento. Logró subir al 34,22 por ciento en abril y ha vuelto a bajar al 33,37 por ciento ayer. Dicho en román paladino, Susana Díaz podrá disimular lo que no es otra cosa que un estancamiento con tendencia a la baja, aunque el fiasco de las nuevas elecciones de Pedro Sánchez a haga aparecer como más consistente.
Unidas Podemos e Izquierda Unida ha perdido 3 escaños desde el pasado mes de abril y, aunque algún daño le ha hecho el nuevo partido de Íñigo Errejón, incluso sumando sus votos, ha perdido en total 43.000 votos. El problema es más grave por cuanto desde 2011, que consiguió 400.000 votos en conjunto IU-Equo, pasó a más de 1.000.000 de votos en 2015, pero desde entonces perdió 220.000 votos en 2016, 140.000 más en abril de 2019 y ahora 100.000 más (si descontamos el efecto Errejón, 43.000 votos). Esto es, otro descenso sistemático y continuo.
Igualmente, podrá celebrarse la recuperación de la condición de segunda fuerza política por parte del PP andaluz de Juan Manuel Moreno, condición que antes disfrutaba Ciudadanos por muy poco. Pero el PP sólo ha recuperado 86.000 votos y cuatro escaños de los casi dos millones de votos y 33 escaños que obtuvo en 2011. Algo es algo, pero queda muy lejos del PP de Javier Arenas que parece que no volverá.
En porcentajes, el PP, que obtuvo un 45,57 por ciento en las elecciones generales de 2011, pasó al 29,1 porcentual en 2015. Se recuperó hasta el 33,56 en 2016, se hundió hasta al 17,19 por ciento en abril y en las elecciones de ayer, ha recuperado hasta el 20,54 por ciento, muy por debajo de lo que obtuvo en 2011
Por otra parte, Vox, ganador indiscutido de ayer en Andalucía le ha ganado en cuatro provincias (Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla) comiéndole el calcañar ya que ha quedado sólo a unas centésimas porcentuales, 0,15%, y a menos de 7.000 votos del PP. A eso hay que añadir que Vox ha logrado más de 867.000 votos, 300.000 más que Unidas Podemos con IU y sumado al PP gana por 200.000 votos al PSOE de Susana Díaz.
En porcentajes, su ascenso ha sido vertiginoso. Desde el 0,2 por ciento de 2015 y 2016 pasó al 13,38 por ciento de abril de este año y ayer al 20,39 por ciento.
Queda reseñar el hundimiento de Ciudadanos, seguramente más imputable al rumbo del barco naranja en el conjunto de España que a su papel actual en el nuevo gobierno. Ciudadanos ha pasado de 11 a 3 escaños y ha perdido 467.000 votos que se han ido con toda seguridad algunos al PP, bastantes a Vox y no pocos, casi 200.000 a la abstención.
En porcentajes, la situación ha sido igualmente trágica. Desde 2011, se embolsó el porcentaje obtenido por UPyD en 211 y pasó de su 4 por ciento a casi el 14 por ciento. En 2016, se mantuvo y en abril de 2019 logró nada menos que 17,7 puntos porcentuales desde los que, en sólo siete meses, ha descendido al 8,09 por ciento.