Vox da un golpe de mano sobre la mesa para enviar un mensaje a sus cargos públicos: no admitirán la indisciplina dentro del partido. La formación amenazó a sus concejales en Roquetas de Mar, donde gobiernan junto al PP, con tomar medidas si no daban marcha atrás en su decisión de subirse el sueldo un 30%.
El partido les exigía "volver al régimen de sueldos de la anterior legislatura", aceptando sólo una subida máxima del IPC acumulada, es decir un 6% frente al 30% aprobado por el Gobierno local. Esto supone cobrar 42.000 euros anuales en lugar de los 56.000 que perciben ahora.
Antonio Barrionuevo y Antonio López se negaron a seguir las directrices del partido y optaron por darse de baja por lo que pasarán al grupo de no adscritos del consistorio. El tercer concejal de Vox, José Ignacio Cerrudo, dio marcha atrás y mantendrá su acta como representante del partido en el Ayuntamiento.
Desde Vox acusan a ambos concejales de "lucrarse personalmente" con la política, de ir en contra del programa del partido, que promete recudir el gasto público, y de engañar a la dirección al asegurar que no podían renunciar a la subida por tratarse de una decisión adoptada por la corporación municipal.
Barrionuevo y López han justificado su salida asegurando que Vox es un partido "racista, fascista, antisemita e islamófoco". Acusaciones ante las que la formación estudia emprender acciones legales por si son constitutivas de delito.