Siento un profundo desprecio por mujeres que no representan en absoluto a la mujer y sin embargo se promueven y venden como sus máximas representantes.
Aquí los únicos fascistas son quienes quieren ver fuera de las instituciones a un partido por algo tan consustancialmente democrático como atreverse a criticar una ley.
España sigue siendo esa "desnaturalizada madrastra" de la que hablara aquel Bolívar tan enemigo de los españoles peninsulares como de los indígenas que perdieron gran parte de sus derechos después de la 'liberación'.