El catalanismo, ese óxido corrosivo que ha ido creando las condiciones para la guerra civil larvada que estamos viviendo ahora mismo, es el mínimo común denominador que comparten los golpistas de octubre y los socialistas catalanes.
Para todos aquellos que intentan demostrar que la izquierda y el nacionalismo son incompatibles, el caso de Podemos es un hueso especialmente duro de roer.
Vox cultiva la rara virtud del patriotismo. PP se fundamenta en la tradición. Cs resalta la libertad. PSOE predica la igualdad. Unidas Podemos se basa en el resentimiento.