No tenemos más que motivos para celebrar que quienes quieren una España pobre y bolivariana se canibalicen entre sí y terminen siendo, Dios oiga a 'El País', irrelevantes.
Díganles a los ciudadanos que han visto sus ciudades bloqueadas una y otra vez por hordas de gamberros violentos que hay que dar a los bloqueadores unos cuantos millones de sus impuestos y verán qué ilusión les hace.
El secreto bancario y el lujo que se respira en sus ciudades hacen de Suiza un destino predilecto para dictadores de todo el mundo. Los tiranos encuentran en la Confederación Helvética todo lo que les falta en sus países.
En Ciudadanos han sido incapaces de hacer frente a las presiones mediáticas y de librar la guerra cultural que ha desatado el lobby del feminismo de izquierda y el socialismo de la identidad.
El último libro de Félix Ovejero cae como agua de mayo en este tiempo confuso donde las izquierdas han abandonado su vocación emancipadora y se han entregado a rituales populistas propios de ideologías reaccionarias.