Fuera de los publicitados gestos solidarios puntuales con barcos de inmigrantes a la deriva, los acuerdos que ha suscrito el Gobierno van en sentido contrario a las puertas abiertas.
La realidad nos enseña que las disparidades son la norma, no la excepción que debe ser explicada, y que están causadas por razones muy distintas a la genética o la discriminación.