Después de aplastar a los medios libres, a los empresarios y a toda expresión disidente que cuestione el dogma revolucionario, el régimen comunista la ha tomado con el porno.
Llegó a ser uno de los principales columnistas de Estados Unidos y uno de los analistas más finos, con su estilo (y su palabra) afilado, preciso, exigente y bastantes veces humorístico.