Ahora que la banda se ha disuelto, toca desempolvar los atestados y los informes de la Guardia Civil y contar las cosas como fueron, no sea que la historia la reescriban otros.
El brazo mediático del golpismo separatista es una maquinaria formidable de 'fake news' que silencia a la Cataluña constitucionalista y aventa el odio a España con machaconería orwelliana.
Que alguien como Marx califique a otro de mal filósofo y peor economista no dejaría de ser gracioso si se hubiese quedado en el plano del humor autorreferencial y no hubiera corrido a raudales la sangre de millones de personas.
Habrá que intentar desde la ciudadanía no dejar fisura alguna para que se cuele ni una línea del discurso filoterrorista entre las posibles narrativas que oculten la única verdadera: No tuvo razón de ser su extrema violencia.
Rajoy, el Judas de este viacrucis, tiene, como dijo Catalá del juez González, un problema singular: se llama España. Para tirarse un año más a la bartola en la Moncloa, está dispuesto a entregar, troceado y barato, el Estado. No lo permita la Nación.
"Ni era hijo de agricultor, ni era republicano, ni era socialista revolucionario", desveló César Alonso de los Ríos en su desmitificadora biografía del 'Viejo Profesor'.