Rajoy, el Judas de este viacrucis, tiene, como dijo Catalá del juez González, un problema singular: se llama España. Para tirarse un año más a la bartola en la Moncloa, está dispuesto a entregar, troceado y barato, el Estado. No lo permita la Nación.
Ahora que la banda se ha disuelto, toca desempolvar los atestados y los informes de la Guardia Civil y contar las cosas como fueron, no sea que la historia la reescriban otros.
Navarra ha estado siempre en la mira del nacionalismo vasco, que hace un uso miserable de la promoción del vascuence para socavar las instituciones de la Comunidad Foral.
Habrá que intentar desde la ciudadanía no dejar fisura alguna para que se cuele ni una línea del discurso filoterrorista entre las posibles narrativas que oculten la única verdadera: No tuvo razón de ser su extrema violencia.
Que alguien como Marx califique a otro de mal filósofo y peor economista no dejaría de ser gracioso si se hubiese quedado en el plano del humor autorreferencial y no hubiera corrido a raudales la sangre de millones de personas.
"Ni era hijo de agricultor, ni era republicano, ni era socialista revolucionario", desveló César Alonso de los Ríos en su desmitificadora biografía del 'Viejo Profesor'.