Si el Gobierno no dice apenas nada sobre el separatismo, es quizá porque no tiene nada que decir. No entiende a qué fenómeno político le ha tocado enfrentarse.
El líder del PSOE se desvive por complacer a la extrema izquierda podemita y a los separatistas catalanes, las dos principales amenazas que pesan sobre la unidad y la prosperidad de España.
Una década después de la publicación de aquel libro, el paisaje que predomina en las aulas de enseñanza media en España ha confirmado nuestras peores sospechas.