Mas se va o le echan los suyos como lo echó la CUP, el partido de las litronas, pero se queda Puigdemont, engendro convergente de una añada del entorno de Terra Lliure.
La razón la empezó a perder #MeToo cuando hizo una causa general contra los hombres que intentan seducir a mujeres. La razón la ha perdido del todo con su reacción desmedida contra las cien firmantes francesas.
Esta izquierda de recuelo, posturera, ignorantísima, es una afrenta a las instituciones y una auténtica calamidad. Pocas cosas son más necesarias que su desalojo de los centros de poder sobre los que han hecho presa.
Un pronóstico verosímil para el eterno día de la marmota catalana es que las próximas elecciones regionales se tengan que celebrar a finales del mes de mayo.