Quién nos diera un caos como el británico. Fue una serpiente de verano particularmente efímera. La nuestra nos puede durar, al paso que va, hasta el otoño.
Resulta inútil crear muchos puestos de trabajo, la obsesión casi única de todos los políticos. Los funcionarios sindicales dirán siempre que son empleos precarios.
Los acosadores, los fanáticos que persiguen con saña el idioma común de todos catalanes, sin vergüenza y jaleados por los medios de vanguardia se presentan como víctimas.