Es sencillamente impresionante la levedad, la vacuidad, la insustancialidad de las declaraciones de los políticos desde que se celebraron las elecciones.
Lo importante era la economía, nos decían el presidente y los suyos una y otra vez, pero la realidad es que tampoco en este campo se tomaron las medidas necesarias.
Ahora mismo no resulta factible para la izquierda convencional aceptar la doctrina de Podemos por la muy insólita razón de que ya la llevó a cabo el PP.
A lo largo de la historia se ha visto la contundencia del vicio español consistente en elevar a los mayores cargos a personas que previamente han fracasado.