L D (EFE) El Barcelona se presentaba en Milán con un bagaje impresionante: ocho triunfos y un empate en los nueve partidos oficiales jugados; liderato en solitario en la Liga española y compartido en la Champions. Pero al conjunto catalán le faltó "chispa" en San Siro y cayó ante un Milán más entonado y que, sobre todo, supo aprovechar su momento ante un rival que vio cómo dos remates suyos terminaban en el travesaño, el segundo en el último minuto. Así, el duelo de banquillos entre dos grandes amigos y ex-compañeros en el Milán se decantó del lado de Carlo Ancelotti en detrimento de Frank Rijkaard. Como también se decantó del lado de Shevchenko la teórica lucha con el portugués Deco por el Balón de Oro.
El partido, que incluso llegó a ser definido como del "buen gusto", no resultó tan espectacular como se había previsto. Ambos equipos se temen y sus técnicos ordenaron gran atención y vigilancia al rival. Así, con una temprana presión y defensa alta por ambas partes, se intentó controlar al adversario cerrándole la primera línea de creación, que no es otra que la de Pirlo, de parte milanista, y la de Xavi, en la barcelonista. Incluso Kaká puso su calidad al servicio del control de su zona, mientras un muy vigilado Ronaldinho bastante hacía con tratar de eludir el marcaje de Cafú y la ayuda que a éste, a menudo, le daba el trotón Gattuso. Eso sí, mientras el Barcelona buscaba las bandas para intentar atacar, el Milán se fiaba a sus clásicos lanzamientos verticales en busca de Shevchenko y de Fillipo Inzaghi, quienes poco podían hacer ante la buena vigilancia de Oleguer y de Puyol, recuperado y una vez más bastión defensivo de su equipo.
Precisamente en la banda derecha de ataque azulgrana se vivió un duelo interesante al pasar Eto'o a esa zona y encontrarse con un Paolo Maldini que esta noche volvió a su posición natural ante la aparición del holandés Stam en la parte central. Stam dio una mayor firmeza a su zaga y Eto'o desde luego tuvo un complicado cliente en el veterano y encomiable Maldini. No fue hasta el minuto 12 cuando llegase la primera ocasión de cierto peligro: pase de Pirlo sobre Shevchenko y remate cruzado bien desviado por Valdés. Pero fue el Barcelona quien primero tuvo la oportunidad más nítida, en pase de Ronaldinho a Larsson, quien sólo ante Dida envió a la parte alta del travesaño (m.19). El sueco había fallado una excelente ocasión para adelantar al Barcelona. Como, casi a continuación, Shevchenko también erró al no saber controlar un balón ante Valdés y con Filippo Inzaghi sólo a su lado.
El partido se estaba animando, aunque en el Barcelona seguía sin aparecer la calidad de Deco. El portugués luchaba, buscaba el balón, pero no creaba para sus compañeros. Sí fue entrando en juego Ronaldinho, cuyas aceleraciones metían miedo a la defensa milanista. Pero estaba claro que la igualada se tenía que romper merced a un fallo. Y éste llegó en un centro de Cafú, en casi su primera subida por banda, donde Valdes no midió la salida y, apoyado en una cierta pasividad de Belletti y Oleguer, Shevchenko remató de cabeza al fondo de la meta (m.31). El 1-0 no era justo, pero ponía por delante a un Milán con menor posesión del balón pero que ya iba a jugar como más le gusta: al contragolpe. Los minutos finales del primer tiempo vieron al Barça, merced a la calidad de Ronaldinho, volcarse sobre la meta de Dida e, incluso, una jugada dudosa con posible agarrón dentro del área de Stam sobre Deco (m.44) no señalado, pero tampoco protestado por el portugués.
Los inicios de la segunda mitad fueron desalentadores para el Barcelona, que sufrió ante el acoso de un Milán que imprimió más velocidad y alegría a su juego, con Kakña más libre de buscar al meta rival, intentando anotar un segundo tanto que cerrase la contienda. Estuvo cerca el conjunto milanista de plasmar su objetivo. El Barça tardó en despertar, le faltaba "chispa", y sus intentos se diluían bien con errores en el pase o ante un rival bien plantado y con buenas ayudas en contención de todas sus líneas. Fue Ronaldinho quien intentó tirar de su equipo. Y con un disparo suyo, desviado a córner por Dida (m.69), despertó a sus compañeros. Para desgracia del Barcelona, el brasileño viajaba a una velocidad mental y de ejecución superior a la del resto.
Rijkaard decidió dar más consistencia a su centro del campo quitando a un Eto'o poco atinado y metiendo a Iniesta. Ancelotti respondió poniendo en juego a Ambrosini y retirando a Filippo Inzaghi (no igualó la marca de Di Stéfano de 49 goles europeos). El Milán retrasó aún más descaradamente sus líneas, se fiaba de su solidez defensiva y de su contragolpe. Belletti pudo castigarlo, pero disparó cruzado (m.79). Pero fue Iniesta, en el minuto 90, quien tuvo en sus botas el empate pero, solo ante Dida, disparó al travesaño en una ocasión inmejorable. El Milán se llevó sufriendo al final el triunfo, el liderato en solitario, casi la clasificación y tumbó a un Barça que debió jugar mucho antes como lo hizo en el último cuarto de hora.
El partido, que incluso llegó a ser definido como del "buen gusto", no resultó tan espectacular como se había previsto. Ambos equipos se temen y sus técnicos ordenaron gran atención y vigilancia al rival. Así, con una temprana presión y defensa alta por ambas partes, se intentó controlar al adversario cerrándole la primera línea de creación, que no es otra que la de Pirlo, de parte milanista, y la de Xavi, en la barcelonista. Incluso Kaká puso su calidad al servicio del control de su zona, mientras un muy vigilado Ronaldinho bastante hacía con tratar de eludir el marcaje de Cafú y la ayuda que a éste, a menudo, le daba el trotón Gattuso. Eso sí, mientras el Barcelona buscaba las bandas para intentar atacar, el Milán se fiaba a sus clásicos lanzamientos verticales en busca de Shevchenko y de Fillipo Inzaghi, quienes poco podían hacer ante la buena vigilancia de Oleguer y de Puyol, recuperado y una vez más bastión defensivo de su equipo.
Precisamente en la banda derecha de ataque azulgrana se vivió un duelo interesante al pasar Eto'o a esa zona y encontrarse con un Paolo Maldini que esta noche volvió a su posición natural ante la aparición del holandés Stam en la parte central. Stam dio una mayor firmeza a su zaga y Eto'o desde luego tuvo un complicado cliente en el veterano y encomiable Maldini. No fue hasta el minuto 12 cuando llegase la primera ocasión de cierto peligro: pase de Pirlo sobre Shevchenko y remate cruzado bien desviado por Valdés. Pero fue el Barcelona quien primero tuvo la oportunidad más nítida, en pase de Ronaldinho a Larsson, quien sólo ante Dida envió a la parte alta del travesaño (m.19). El sueco había fallado una excelente ocasión para adelantar al Barcelona. Como, casi a continuación, Shevchenko también erró al no saber controlar un balón ante Valdés y con Filippo Inzaghi sólo a su lado.
El partido se estaba animando, aunque en el Barcelona seguía sin aparecer la calidad de Deco. El portugués luchaba, buscaba el balón, pero no creaba para sus compañeros. Sí fue entrando en juego Ronaldinho, cuyas aceleraciones metían miedo a la defensa milanista. Pero estaba claro que la igualada se tenía que romper merced a un fallo. Y éste llegó en un centro de Cafú, en casi su primera subida por banda, donde Valdes no midió la salida y, apoyado en una cierta pasividad de Belletti y Oleguer, Shevchenko remató de cabeza al fondo de la meta (m.31). El 1-0 no era justo, pero ponía por delante a un Milán con menor posesión del balón pero que ya iba a jugar como más le gusta: al contragolpe. Los minutos finales del primer tiempo vieron al Barça, merced a la calidad de Ronaldinho, volcarse sobre la meta de Dida e, incluso, una jugada dudosa con posible agarrón dentro del área de Stam sobre Deco (m.44) no señalado, pero tampoco protestado por el portugués.
Los inicios de la segunda mitad fueron desalentadores para el Barcelona, que sufrió ante el acoso de un Milán que imprimió más velocidad y alegría a su juego, con Kakña más libre de buscar al meta rival, intentando anotar un segundo tanto que cerrase la contienda. Estuvo cerca el conjunto milanista de plasmar su objetivo. El Barça tardó en despertar, le faltaba "chispa", y sus intentos se diluían bien con errores en el pase o ante un rival bien plantado y con buenas ayudas en contención de todas sus líneas. Fue Ronaldinho quien intentó tirar de su equipo. Y con un disparo suyo, desviado a córner por Dida (m.69), despertó a sus compañeros. Para desgracia del Barcelona, el brasileño viajaba a una velocidad mental y de ejecución superior a la del resto.
Rijkaard decidió dar más consistencia a su centro del campo quitando a un Eto'o poco atinado y metiendo a Iniesta. Ancelotti respondió poniendo en juego a Ambrosini y retirando a Filippo Inzaghi (no igualó la marca de Di Stéfano de 49 goles europeos). El Milán retrasó aún más descaradamente sus líneas, se fiaba de su solidez defensiva y de su contragolpe. Belletti pudo castigarlo, pero disparó cruzado (m.79). Pero fue Iniesta, en el minuto 90, quien tuvo en sus botas el empate pero, solo ante Dida, disparó al travesaño en una ocasión inmejorable. El Milán se llevó sufriendo al final el triunfo, el liderato en solitario, casi la clasificación y tumbó a un Barça que debió jugar mucho antes como lo hizo en el último cuarto de hora.
Ficha técnica del partido
Barcelona, 0: Valdés; Belletti, Puyol, Oleguer, Van Bronckhorst; Márquez; Xavi, Deco; Ronaldinho, Eto'o (Iniesta, m.70) y Larsson
Gol: 1-0, m.31: Shevchenko de cabeza
Árbitro: Graham Poll (Inglaterra). Mostró cartulina amarilla a Puyol (m.75)
Incidencias: Partido de la tercera jornada del Grupo F de la Liga de Campeones disputado en el estadio San Siro. 76.502 espectadores en las gradas, de ellos un millar seguidores del Barcelona. El público aplaudió cuando fue anunciado por los altavoces el nombre del técnico azulgrana Frank Rijkaard, ex jugador del Milán