(Libertad Digital) La agencia Fax Press ha tenido acceso a una carta, escrita por Josep Borrell hace ocho años, es decir, en el último gobierno de Felipe González. Este ejercicio de memoria aporta valiosos datos en la polémica derogación del Plan Hidrológico Nacional, diseñado por el Ejecutivo de Aznar. Era conocida la alegría de José Bono cuando ejercía de presidente de Castilla La Mancha por el plan de trasvases que llevería agua a su comunidad. El actual ministro de Defensa nunca la ocultó. Lo que no era del dominio público eran las convicciones del entonces ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Josep Borrell.
El 9 de marzo de 1995 remitió una carta al titular de Industria y Energía, Juan Manuel Eguiagaray en la que, en términos muy amables, echaba abajo la posibilidad de instalar desaladoras en el Mediterráneo porque “no tienen mucho sentido, disponiendo, como se dispone, de flujos de agua mucho más cercanos, cuyo coste suministrado a través de infraestructuras de transporte sería muchísimo menor”. Es decir, la mejor descripción de un trasvase formulada casi de forma idéntica a como lo hace el PP en sus quejas por la derogación: si hay un río cerca, por qué dejar que el agua se pierda en el mar.
Además de la capacidad técnica del entonces ministro –es ingeniero aeronáutico y doctor en Economía– la carta se basaba en el sentido común. Destacaba entonces que el precio del metro cúbico de agua desalada calculado por Industria no era correcto. Lo explicaba con claridad: “Si se trata de 65 pta/m3 de costes variables, a los que hay que añadir los costyes de inversión de la planta desaladora, entonces estamos en una horquilla entre 125 y 140 pta/m3”.
Pero ese no era el único inconveniente a ojos de Borrell, tal y como explica en su carta resumida por la agencia Fax Press. Añadía que el agua desalada no podía usarse ni siquiera al optimista precio que calculó el gabinete Eguiegaray para el riego. También en esto era claro: “no hay actividad agrícola rentable en España que pueda aceptar un precio de agua superior a 40 pta/m3, salvo quizás algunos cultivos de invernadero”. Y como muestra, un botón: el agua del trasvase Tajo-Segura, recordaba Borrell, “se suministra a los agricultores a 14 pta/m3”.
Otro ejemplo de las virtudes de aprovechar el agua de los ríos frente a la cara desalación: el trasvase Guadiaro-Majaceite que con una inversión de 8.000 millones de pesetas trnasportaba 100 hm3/año para Cádiz con un coste de entre 5 y 10 pesetas por metro cúbico de agua trasvasada. Y la conclusión de Borrell: “Obtener ese volumen de agua por desalación –dual u ósmosis– exigiría una inversión de 50.000 ó 60.000 millones y unos costes anuales de explotación de 6.000 ó 7.0000 millones, es decir casi tan altos cada año y todos los años –explicaba Borrell a Eguiagaray– como la inversión en el trasvase”. Demoledor.