(Libertad Digital) Si la selección española tiene en Fernando Torres a su niño particular, en Inglaterra es claramente Wayne Rooney. El joven delantero del Everton, titular indiscutible con Inglaterra de la mano de Sven Goran Eriksson, ha sido este miércoles el mejor jugador sobre el césped del Estadio Municipal Ciudad de Coimbra.
Eriksson confió en el mismo esquema que ante Francia, aunque hizo un cambio: introdujo en el centro de la defensa a John Terry en lugar de Ledley King. Y es que el técnico sueco tenía motivos de peso para variar, pues estaba convencido de que la derrota ante la selección gala llegó por un golpe de mala suerte y de que su equipo mostró un buen nivel de juego ante los Zidante y compañía. Ante Suiza tenía la ocasión de corroborarlo y lo hizo. Tardó Inglaterra en entrar en el partido, pero cuando se decidió, dejó a las claras que los helvéticos son inferiores.
Beckham afrontó el partido con ganas porque en su mente sigue el penalti detenido por Barthez. Un error importante que hubiese evitado que Zizou diera la vuelta al marcador. Pero el capitán inglés no se deja llevar por el desánimo y ante los suizos se olvidó del borrón. Volvió a utilizar la derecha con criterio y maestría haciendo grandes desplazamientos de balón. Así llegó el primer tanto. Cambio de banda de derecha a izquierda, de Beckham a Owen y de éste a Rooney para que el joven ariete, de cabeza, metiera el balón en la red. Un gol precioso, al más típico estilo inglés. Pero no quedó ahí el repertorio del delantero del Everton, que, pese a su juventud, sabe moverse como un veterano en busca del desmarque, tiene una potencia endiablada y será una de las revelaciones de la Eurocopa.
La guinda a su gran actuación llegó en el minuto 75. Rooney enganchó un balón en el vértice izquierdo del área suiza y de un preciso derechazo sorprendió a Stiel, al que se le coló el esférico después de golpear en el palo derecho y en su espalda. Otro golazo. Gerrard cerró la cuenta y la fiesta inglesa en el minuto 82 con el tercer tanto. Suiza hizo lo que pudo, que no fue más que aguantar con honor la superioridad del rival. Sus dos puntas, el veterano Chapuisat y Frei, nada pudieron hacer para inquietar la portería de James, a pesar de que lo intentaron tras el gol de Wayne Rooney. Por si fuera poco, Bernt Haas vio segunda amarilla en el minuto 60 por una dura entrada a un rival y dejó a su equipo con diez hombres durante la última media hora.
Eriksson confió en el mismo esquema que ante Francia, aunque hizo un cambio: introdujo en el centro de la defensa a John Terry en lugar de Ledley King. Y es que el técnico sueco tenía motivos de peso para variar, pues estaba convencido de que la derrota ante la selección gala llegó por un golpe de mala suerte y de que su equipo mostró un buen nivel de juego ante los Zidante y compañía. Ante Suiza tenía la ocasión de corroborarlo y lo hizo. Tardó Inglaterra en entrar en el partido, pero cuando se decidió, dejó a las claras que los helvéticos son inferiores.
Beckham afrontó el partido con ganas porque en su mente sigue el penalti detenido por Barthez. Un error importante que hubiese evitado que Zizou diera la vuelta al marcador. Pero el capitán inglés no se deja llevar por el desánimo y ante los suizos se olvidó del borrón. Volvió a utilizar la derecha con criterio y maestría haciendo grandes desplazamientos de balón. Así llegó el primer tanto. Cambio de banda de derecha a izquierda, de Beckham a Owen y de éste a Rooney para que el joven ariete, de cabeza, metiera el balón en la red. Un gol precioso, al más típico estilo inglés. Pero no quedó ahí el repertorio del delantero del Everton, que, pese a su juventud, sabe moverse como un veterano en busca del desmarque, tiene una potencia endiablada y será una de las revelaciones de la Eurocopa.
La guinda a su gran actuación llegó en el minuto 75. Rooney enganchó un balón en el vértice izquierdo del área suiza y de un preciso derechazo sorprendió a Stiel, al que se le coló el esférico después de golpear en el palo derecho y en su espalda. Otro golazo. Gerrard cerró la cuenta y la fiesta inglesa en el minuto 82 con el tercer tanto. Suiza hizo lo que pudo, que no fue más que aguantar con honor la superioridad del rival. Sus dos puntas, el veterano Chapuisat y Frei, nada pudieron hacer para inquietar la portería de James, a pesar de que lo intentaron tras el gol de Wayne Rooney. Por si fuera poco, Bernt Haas vio segunda amarilla en el minuto 60 por una dura entrada a un rival y dejó a su equipo con diez hombres durante la última media hora.