L D (EFE) Los precios resultan poco económicos para quienes lo han perdido todo o para aquellos a los que el miedo generado por las réplicas les impide volver a sus casas para recuperar sus escasas pertenencias.
El metro de plástico se suele vender a 12 dirhams (unos dos euros), pero la comida, principalmente pan, fruta y galletas, y la bebida, zumos y refrescos, son más asequibles. No les faltan clientes que acuden a ellos porque "estamos hartos de esperar a que el Gobierno nos envíe las cosas que necesitamos", explicaron algunos afectados.
Otros hacen su negocio alquilando como refugio las jaimas que normalmente sirven para celebrar las bodas por el rito musulmán y que son más amplias que las que Protección Civil de Marruecos ha dispuesto en los campamentos de Imzuren.
Algunos van más allá y venden las mantas, aún protegidas por plásticos, que han podido conseguir en los escasos repartos de la ayuda humanitaria internacional.
El metro de plástico se suele vender a 12 dirhams (unos dos euros), pero la comida, principalmente pan, fruta y galletas, y la bebida, zumos y refrescos, son más asequibles. No les faltan clientes que acuden a ellos porque "estamos hartos de esperar a que el Gobierno nos envíe las cosas que necesitamos", explicaron algunos afectados.
Otros hacen su negocio alquilando como refugio las jaimas que normalmente sirven para celebrar las bodas por el rito musulmán y que son más amplias que las que Protección Civil de Marruecos ha dispuesto en los campamentos de Imzuren.
Algunos van más allá y venden las mantas, aún protegidas por plásticos, que han podido conseguir en los escasos repartos de la ayuda humanitaria internacional.