LD (EFE) Las metas de Sanofi al lanzar la operación son acelerar el crecimiento de ventas con una estrategia adaptada a los productos y los mercados geográficos, optimizar los grandes lanzamientos de medicamentos aunando los recursos de marketing y ventas de los dos grupos, aumentar la productividad de la investigación y desarrollo, y mejorar la rentabilidad.
Sanofi prevé unas sinergias anuales de 1.600 millones de euros, antes de impuestos, de los que un 10 por ciento se lograría este año, un 60 por ciento en 2005 y un 100 por cien a partir de 2006. Según Jean-Francois Dehecq, presidente del grupo, los costes de integración y reestructuración se calculan en unos 2.000 millones de euros antes de impuestos.
Sin embargo, el presidente de Sanofi se negó a entrar en el coste social del proyecto: "tratamos los problemas sociales primero con los Interlocutores sociales" y "buscamos con ellos la mejor solución", dijo. Sin embargo, su afirmación en Le Monde de que "no es cerrando fábricas cómo se generan importantes ahorros", no convenció a los sindicatos. Fuerza Obrera advirtió de que "numerosos empleos serán suprimidos" si prospera el proyecto, que concierne a "25.000 asalariados en Francia", mientras que CGT afirmó que un número "colosal" de trabajadores corren el riesgo de perder su empleo en
esta jugada de "monopoly farmacéutico".
A pesar de todo, la perspectiva de una fusión, que crearía el tercer grupo mundial de la farmacia, con una facturación de 25.000 millones de euros y el tercer presupuesto de investigación, es vista con buenos ojos por el Gobierno francés.