Para Fabio Capello sería una decepción no pasar de la fase de grupos del Mundial de Brasil. Debería ser, junto a Bélgica, una de las dos selecciones que se clasifiquen para octavos de final.

Tras el Mundial de 2002 y realizar una meritoria Eurocopa de 2008, se quedaron fuera de la cita sudafricana. Brasil debe servir de previa de éxito para la Copa de Europa que tendrá lugar en Rusia. Para ello, Fabio Capello piensa en el futuro y comienza a construir un equipo de presente pero que llegue a dicho año al máximo nivel. Por este motivo, han dicho adiós Arshavin, Pogrebnyak y Pavlychenko.

Rusia debe ser, ante todo, un equipo que encaje pocos goles. La sangre italiana que corre por las venas del seleccionador les obliga a conceder pocos goles para pensar en ganar los partidos. Vasili Berezutskiy y Sergey Ignashevich, llevarán el peso de esta línea. Otro de los aspectos a destacar es la amplia presencia de jugadores que disputan la Liga Rusa. Apuesta por el producto propio.

Los encargados de anotar los goles deberá ser Alexander Kerzhakov del Zenit y el joven Alexander Kokorin del Dynamo de Moscú. Veteranía y calidad son aspectos indispensables para el seleccionador ruso. Denis Cheryshev, que se ha perdido gran parte de la temporada por sus lesiones, podrá entrenar con el equipo ruso para que vaya asimilando los automatismos de Capello de cara al futuro.