Jurgen Klinsmann ha sido el centro de todas las miradas tras facilitar la convocatoria de Estados Unidos para el Mundial de Brasil. La ausencia de Landon Donovan, el Capitán América, ha consternado a los aficionados al fútbol más allá de las fronteras estadounidenses.

El seleccionador alemán ha dejado fuera al máximo goleador de la selección y lo ha hecho por decisión técnica. Para muchos es un error y una acción que marcará un antes y un después en el equipo nacional. Habría sido su cuarto Mundial, lo que indica cuál era su papel.

Unos salen y otros entran. La aparición de Julian Green que juega en el equipo reserva del Bayern a sus 18 años, constata el cambio generacional que pretende Klinsmann. Más esperada era la llamada a DeAndre Yedlin. El lateral diestro ya ha sido titular en diversos encuentros durante la eliminatoria y de esta forma hace realidad su continuidad en el bloque.

En cada competición internacional, Estados Unidos demuestra que quiere dar el salto para ser considerado como una de las selecciones a tener en cuenta. Klinsmann considera que ha llegado ese momento. Confía en la gente joven y en muchos jugadores nacidos y formados en Alemania. La idea es buena, el problema será llevarlo a la práctica con un equipo que, a priori, es más débil que en ediciones anteriores. Sin Donovan, está claro que Dempsey y Bradley deben ejercer de directores del equipo, por experiencia y por veteranía.