En la última década, Costa de Marfil ha experimentado un salto cualitativo gracias a las numerosas estrellas que componen su selección y que no han tenido problemas para adaptarse al fútbol europeo e, incluso, destacar en sus respectivos equipos. Ha quedado en un segundo plano las quejas de los aficionados de su selección que cuestionaban el rendimiento de dichos jugadores cuando debían defender los colores de su país. Ponían todo su esfuerzo en deslumbrar en los clubes que les habían fichado, dejando que su presencia en el equipo nacional fuera un extra de rigor.

Costa de Marfil va más allá de Didier Drogba, su principal estrella. A sus 36 años se sube al último tren y pretende despedirse dejando a su selección en la mejor posición posible. Drogba es potencia, gol y experiencia. No se queda atrás Yaya Touré. Es uno de los jugadores más elogiados en la Premier por su saber estar sobre el campo. Visión de juego, contundencia, calidad e infinidad de virtudes que provocan que le persigan múltiples equipos. Wilfried Bony ha hecho una labor destacable en el Swansea, al igual que Cheik Tioté armando el centro del campo del Newcastle tras la marcha de Cabaye. En la convocatoria también aparecen otros nombres importantes como Gervinho, Didier Zokora, Salomon Kalou, Kolo Touré y Boubacar Barry. Sin embargo, viejos conocidos del fútbol español como Romaric no han hecho méritos para ir a Brasil. Tampoco los defensas Emmanuel Eboué y Siaka Tiéné.

Colombia, Grecia y Japón componen un grupo asequible para Costa de Marfil si esta selección se centra en mostrar su mejor versión para evitar defraudar una vez más a su país. Concentración, desborde físico, precisión y control del centro del campo son los principales aspectos que deben sacar a relucir si pretenden acceder a la siguiente ronda y no quedarse fuera por tercera vez consecutiva.