Elecciones 2004

Candidatos


El principio y el fin del cambio tranquilo
José Luis Rodríguez Zapatero
José Luis Rodríguez Zapatero. Archivo
El 22 de julio de 2000, José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en el secretario general del PSOE. El partido trataba de zanjar así sus peores resultados electorales provocados en gran parte por la bicefalia Almunia-Borrell y la política de pactos con IU, entonces dirigida por Francisco Frutos. Pero la llegada de Zapatero al mandato de Ferraz se produjo por la mínima, con el 41,69 por ciento de los votos emitidos por 993 delegados. José Bono, la eterna alternativa en todos los rumores, se quedó a nueve votos -obtuvo 405- y ya más lejos las candidatas Rosa Díez (65 votos) y Matilde Fernández (109). Dos sectores socialistas que con los años le ocasionarían graves problemas políticos -el de Maragall y el de los Renovadores por la Base, clan de los balbases- eran, en gran medida, los responsables de su ascenso.
Diputado por León desde 1986, José Luis Rodríguez Zapatero nació en Valladolid el 4 de agosto de 1960 y está licenciado en Derecho. Milita en el PSOE desde el año 1978 y reconoce que quedó marcado políticamente por un mitin de Felipe González meses después de la muerte de Franco. Zapatero tenía entonces 16 años.
 
Fue elegido por primera vez diputado por León en las elecciones generales del 22 de junio de 1986. Dos años después, el 19 de septiembre de 1988, llegó a secretario general del PSOE de León durante el V Congreso Regional. Así, desde que llegó a la Carrera de San Jerónimo como diputado hasta que se convirtió en el líder del PSOE, su dedicación parlamentaria a durado 14 años. Pero en pocas palabras, su tan admirado Felipe González –quizá sin intención– redujo esa labor a "apretar el botón" (el del voto) para dejar claro que él no quería repetir como diputado.
 
En noviembre de 1990, José Luis Rodríguez Zapatero aterrizó en Ferraz, formando parte del Comité Federal Socialista durante el 32 Congreso. Tres años después, fue designado por su grupo designó para sustituir en la Diputación Permanente a Carlos Navarro y Guillermo Galeote, ambos implicados en el "caso Filesa", el escándalo de financiación ilegal del partido. En los años 1993 y 1994 fue reelegido diputado por León y miembro del Comité Federal del PSOE. En las elecciones de 1996, las de la mayoría simple de Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero volvió a encabezar la candidatura de su partido por León y llegó a ser el portavoz del PSOE en la comisión parlamentaria de Administraciones Públicas.

En pleno desgaste del PSOE revalidó su escaño por León en las elecciones generales de marzo de 2000 pero el descalabro electoral protagonizado por Joaquín Almunia llevó a Zapatero, el 25 de junio de ese año, a anunciar su candidatura a la secretaría genral del partido en el 35 Congreso que se celebró un mes después. Empezó a hablarse entonces de la Nueva Vía, otra corriente que venía a enmarañar aún más el complejo entramado de familias que tiraban y aflojaban dentro del partido. Zapatero ganó por nueve votos a Bono y prometió una regeneración del partido sin romper de todo con la llamada vieja guardia. Su propuesta de cambio tranquilo y la decisión con la que tomó las riendas del partido en los primeros meses llegaron a colocar a Zapatero como la posible alternativa al gobierno del PP. En su decisiva apuesta por cambiar un partido deshecho tras trece años de tortuoso gobierno y salpicado de innumerables escándalos que incluso llevaron a ex ministros a la cárcel, José Luis Rodríguez Zapatero formó una Ejecutiva joven y que no traía recuerdo alguno del viejo PSOE. Tanta juventud llegó a ser calificada por Alfonso Guerra de “guardería”. De hecho, las primeras dudas sobre el talante de Zapatero han partido siempre desde su propio partido. Una de las decisiones del nuevo líder de la oposición que se aplaudió fue cuando cortaron el grifo que desde Ferraz costeaba las minutas de abogados de ex altos cargos y ministros socialistas implicados en procesos de corrupción, financiación ilegal y hasta secuestros. Parecía haber llegado el fin de aquellas imágenes en las que un gobierno ya derrotado rendía homenaje en a sus presos en la prisión de Guadalajara. Cogidos de la mano y haciendo un corro. Intramuros, José Barrionuevo y Rafael Vera paseaban en chándal por el patio.
 
El nuevo estilo de Zapatero comenzó a transformarse en un continuo empeño por ofrecer “pactos de Estado” al Gobierno y al PP. Uno de ellos, el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo se esgrime siempre desde el PSOE como su gran activo electoral pues afirman que sin el tesón de Zapatero no se hubiera firmado. Tras este llegaron los de Inmigración y el gran fracaso del Pacto por la Justicia que se alcanzó sin reparar en las profundas diferencias por lo que se convirtió en mero argumento arrojadizo y nulos efectos sobre el funcionamiento de los tribunales y la imparcialidad de los jueces.
 
Pero el cambio tranquilo fue además breve. Zapatero no tardó en sucumbir ante las presiones políticas y mediáticas del entorno socialista que le había dejado paso sin perder poder. La primera gran decepción fue su actitud ante la liquidación política de uno de los líderes más notables del PSOE, el entonces secretario general del los socialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros. El líder socialista había llegado a reconocer que se miraba en la figura de Redondo y hacía suya esa forma de hacer política. Pero desde el Grupo PRISA y sectores de la vieja guardia se lanzó un certero ataque para neutralizar lo que consideraban una política de seguidismo con el PP, más en concreto con Jaime Mayor Oreja. El PSE no podía perder su identidad y diluirse en una estrategia democrática contra el avance nacionalista. Cortaron el momento más nítido de alternativa al PNV y Zapatero lo acató no sin las críticas de un sector ahora llamado de los redondistas, el de su vieja contrincante Rosa Díez, Carlos Totorika, Carlos Pera, el primer Javier Rojo y muchos más.

El debate sobre el estado de la nación de julio de 2002 se convirtió en la puesta de largo de Zapatero tras el abandono forzoso de su cambio tranquilo. Los análisis políticos le dieron la victoria dialéctica a Aznar pero el PSOE dejó claro que estrenaba otra forma de hacer oposición. Los episodios del Prestige, la crisis de la FSM y del caso Simancas o la reacción ante la guerra de Irak constataron ese giro que se completó con una deriva hacia el nacionalismo en el desguarnecido PSE y en el PSC de Pasqual Maragall.
 
José Luis Rodríguez Zapatero está casado con Sonsoles Espinosa y tiene dos hijas, Laura y Alba. Ahora es el candidato del PSOE que se medirá al nuevo líder del PP, Mariano Rajoy.