“... evitarán toda manifestación externa inapropiada u ostentosa que pueda menoscabar la dignidad con que ha de ejercerse el cargo público”.
(Código del Gobierno del Buen Gobierno)

Después del inolvidable posado de las ministras del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en la exclusiva revista Vogue fueron muchas las mujeres que se sintieron ofendidas en su dignidad.

Pese al escándalo provocado, la vicepresidenta calificó el asunto "poco relevante". "Lo que sí me parece relevante es que hay un Gobierno del que participamos muchas mujeres, más que nunca en la historia", manifestó. Justificó el reportaje diciendo que respondía a "la importante demanda informativa" que ha generado el que por primera vez en España haya un Ejecutivo paritario. "Creo que a un Gobierno hay que juzgarlo por sus actuaciones y el compromiso de este Gobierno, tanto de los hombres como de las mujeres, es luchar por la igualdad, y aún nos
queda mucho camino por recorrer".

El posado se realizó en verano de 2004. Desde entonces, tres mujeres indignadas por la imagen que proyectaron las ministras se pusieron manos la obra y utilizaron sus conocimientos en el mundo de la moda para hacer un seguimiento a la, sin duda, estrella del reportaje en el Vogue:
la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Estas mujeres empezaron a analizar los modelos exhibidos por De la Vega en septiembre de 2004. Dejaron el trabajo, desbordadas por el enorme fondo de armario de la vicepresidenta, en septiembre de 2005. Un año de pasarela. Un año de complementos, abrigos y conjuntos de conocidas marcas. Las conclusiones de su estudio, que hicieron llegar a la redacción de Libertad Digital, demuestran el gusto de la vicepresidenta por la moda:

1. En sólo un año, la número dos de Zapatero exhibió en actos públicos más de un centenar largo de modelos distintos. En pocas ocasiones repite vestuario y en algunos días incluso cambia de indumentaria. Suele utilizar marcas bastante conocidas, en algunos casos muy exclusivas, y perfectamente identificables para cualquier aficionado a la moda de alto standing. Las más
reiteradas son Carolina Herrera, Etro, Purificación García, Felipe Varela, Roberto Verino, Max Mara y Torreta.

2. Su ropa es en muchos casos de estreno, exclusiva y de última temporada. La renovación y exclusividad del vestuario afecta a todo el conjunto: abrigos, traje de chaqueta, calzado, fular, gafas, cartera de mano, pendientes, reloj o broches. Sobre los broches es imposible obviar los incontables modelos de mariposas con los que De la Vega gusta de adornar la solapa.

3. Mención aparte merece el apartado de la ropa de abrigo, no sólo por su número y variedad sino por el precio de las prendas. En el invierno de 2004-2005 lució en actos públicos cerca de una veintena de impresionantes prendas de abrigo.

Código del Buen Gobierno del Gobierno

El 10 de diciembre de 2004, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, presentó así las líneas generales de lo que bautizó como Código de Buen Gobierno del Gobierno:

“El Código promoverá la imparcialidad e independencia de los altos cargos del Gobierno, la austeridad en el uso del poder y la transparencia y la igualdad ante la Ley.

Lo anterior se traduce en una serie de medidas como la de dedicación al servicio público (los altos cargos de la Administración General del Estado se abstendrán de aceptar cargos en órganos ejecutivos de dirección de partidos políticos de ámbito autonómico o estatal, con excepción del Presidente, los miembros del Gobierno y los Secretarios de Estado), transparencia informativa (los altos cargos proporcionarán información a los ciudadanos y a los medios de comunicación acerca del funcionamiento de los servicios públicos que tengan encomendados y, cuando realicen campañas de información, lo harán evitando cualquier actuación que las aleje de su contenido informativo) y austeridad en el uso del poder (evitarán toda manifestación externa inapropiada u ostentosa que pueda menoscabar la dignidad con que ha de ejercerse el cargo público).

Prohibición de aceptar regalos o favores. También se establece en el Código la prohibición de aceptar regalos o cualquier favor, préstamo, servicio u otra prestación económica en condiciones ventajosas que, "más allá de los usos habituales, sociales y de cortesía, puedan condicionar el desempeño de sus funciones". Los regalos que no puedan rechazarse, por tratarse por ejemplo de intercambios relacionados con las Relaciones Internacionales, pasarán a ser incluidos en un Registro de Patrimonio
del Estado”.

Meses después, el 18 de febrero de 2005, la vicepresidenta anunciaba de esta forma la aprobación en Consejo de Ministros del famoso Código:

“El Gobierno ha debatido hoy ampliamente y ha aprobado un Programa de Buen Gobierno que comprende un conjunto de medidas de todo tipo, que vienen a dar un impulso definitivo a lo que hemos venido denominando el Código de Buen Gobierno del Gobierno, si me permiten la redundancia de la utilización del término. Ese Plan es una especie de programa de actuación y comprende una serie de medidas que van desde modificaciones de normas preexistentes, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la regulación del régimen de incompatibilidades, a la adopción de otro tipo de normas, no necesariamente con rango de Ley, que, en definitiva, van con el objetivo de poner de manifiesto nuestro compromiso con los ciudadanos, el compromiso de un Gobierno que quiere ser un Gobierno de la proximidad, de la información, de la transparencia en su actuación y de recuperar esa confianza que en algunas ocasiones se ha visto perdida. Éste es un Gobierno que quiere dar ejemplo y estar a la altura de las exigencias de los ciudadanos”.

Y el ministro Sevilla lo confirmaba con estas palabras:

“El Gobierno hoy se ha querido mojar, en el buen sentido del término,con los ciudadanos, dejando evidente su voluntad de que el buen gobierno sea una práctica comprometida y continuada de la acción de este Gobierno. No estamos tratando, por tanto, simplemente de un conjunto de medidas, sino de un programa de actuaciones; no estamos tratando, por tanto, de una norma, sino de un conjunto de normas que van a ir viniendo en lo sucesivo. Creo que, por eso, el Consejo hoy, supongo que no desvelo ningún secreto de las deliberaciones, ha tardado más de lo habitual, porque el nivel de compromiso de todos los Ministros con este programa ha sido intenso y profundo, incluso del propio Presidente del Gobierno”.