Qué lástima, pero adiós
Domingo 15 de julio a las 15:55 horas
Punto final. Cae el telón. Se apagan las luces, las pantallas de plasma anochecen. Micrófonos abatidos, desoladas vajillas del coffee break. Se recogen cables, se pliegan los monitores de los ordenadores portátiles. Adiós, power points. Adiós, diligentes intérpretes. No más notas de prensa, ejemplares de discursos, fotos urgentes y desenfocadas. Desfilan ponentes y alumnos por la recepción del hotel rural Hacienda Los Robles, segunda piel del Campus, arrastrando sus maletas de ruedas, todavía con las acreditaciones colgando del cuello. Mi reino por un taxi. El negocio del siglo, en Navacerrada, es un negocio cautivo. ¿Para cuándo la liberalización del sector, alcalde? El PP debe dar ejemplo allí donde gobierna. Se acabó. Finito. Aznar y Rajoy, vidas paralelas, discursos paralelos. Tú a Londres y yo a California. Uno no se calla ante los insultos del Gobierno y el otro habla de Educación. Intercambian papeles. El académico habla de la agenda palpitante, de lo que indigna y duele, y el político imparte valores, principios, convicciones,... Suyo es el mejor curso sobre Educación, inesperada propina del Campus FAES 2007. Una foto bastante fija de lo que hay. Good Bye. Qué lástima, pero adiós... Es probable que lo merezca, pero no lo quiero, y todo eso que canta la adorable Julieta. En Libertad Digital se lo hemos contado a Ustedes casi al mismo tiempo que sucedía. Sólo nos ha faltado llevarles el aire filoso y el color añil de estas montañas, desde las que, como dijo Mark Steyn, se contempla mejor el fin del mundo. Gracias a Antonio J. Chinchetru y Álvaro Vermoet, mis predecesores en este Blog, porque ellos han escrito sobre la marcha el manual de estilo de un género periodístico que está naciendo y que, como todo lo nuevo en esta profesión desde hace siete años, ve en LD las primeras luces del mundo. A Ustedes, lectores, gracias por la fidelidad, los comentarios y las sugerencias. A más ver.
Cinco principios de una política liberal de Inmigración
Domingo 15 de julio a las 11:08
Última sesión lectiva del curso y del Campus. Cónclave político de consejeros autonómicos o locales del PP competentes en inmigración, moderados por la diputada Lourdes Méndez Monasterio. Javier Fernández-Lasquetty, flamante consejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid y, hasta anteayer (como quien dice), secretario de FAES y mentor institucional del Campus, enuncia “cinco principios de una política liberal en materia de Inmigración” y ofrece algunos datos del aceptable grado de integración de los extranjeros en Madrid, eso sí, con un desembolso de 4.400 millones de euros de la Comunidad de Madrid para que tengamos la fiesta en paz. El primer “principio” del pentálogo liberal de Lasquetty es “ver a cada inmigrante como a una persona, un individuo, y no como integrante de un colectivo o grupo étcnico”. Colectivizar a los inmigrantes supone “una regresión política de 200 años, volver al Antiguo Régimen donde el estatus de una persona dependía del grupo al que perteneciera”. El segundo “principio liberal” sobre inmigración es “tratar a cada inmigrante como a un sujeto libre que toma sus decisiones racionalmente, con derechos individuales, perfectamente capacitado para ser agente y protagonista de su propia integración”. Según Fernández-Lasquetty, en Madrid se da una “movilidad real de los inmigrantes”, no sólo entre municipios, sino de un estrato a otro de la sociedad. “Pueden comprarse casa, están trayendo a sus familias”, ejemplifica. Un tercer “principio” de la política liberal a la que aspira el nuevo consejero autonómico de Inmigración es “considerar al inmigrante como alguien capaz de labrarse su propio futuro y alcanzar la felicidad personal con su esfuerzo y méritos”. Este principio es coherente con el ideal liberal de “una sociedad meritocrática en la que el mérito es el factor determinante del nivel de cada uno, de su posición socioeconómica”, un ideal que, a juicio de Lasquetty, es “perfectamente pertinente para los inmigrantes”. Cuarto principio liberal: “Creer y considerar que el inmigrante también prefiere la libertad y la democracia, como nosotros”. En este punto, Lasquetty se declara seguidor de Nathan Sharansky: “Nadie desea vivir bajo la tiranía y sojuzgado”. La responsabilidad del gobernante, opina el consejero autonómico, es ofrecer al inmigrante “integración en una sociedad abierta y libre”. El quinto principio de una política de inmigración liberal es “ver a cada inmigrante como alguien distinto de todos los demás. Desde una visión liberal”, comenta el consejero de Inmigración de Madrid, “cualquier idea de culpabilización colectiva es absolutamente rechazable. No debemos cerrar los ojos a si un inmigrante comete un delito. Hacer como que eso no existe es cometer un error flagrante. Pero la responsabilidad penal es de quien comete el delito, no de todos los que han nacido en el país de quien ha cometido el delito”. El consejero de la Comunidad de Madrid ofrece, para concluir, algunos datos de la política de integración de su Gobierno. La premisa no es el multiculturalismo, que considera un enfoque equivocado, sino la convivencia integrada, “sobre una base común de valores, como dice Mauricio Rojas”. Se refiere el consejero a lo que el diputado liberal sueco, de origen chileno, llama “el modelo de la pizza”, es decir, una base común de Leyes y de su espíritu (el espíritu de las Leyes), aderezada con ingredientes particulares de cada comunidad étnica, lingüistica o religiosa. Lasquetty destaca que en Madrid no hay guettos, y los inmigrantes se distribuyen por toda la Comunidad, en municipios ricos y menos ricos. “No es un fenómeno de barrios ni de zonas poco acomodadas”, subraya. El nivel de convivencia, apunta el consejero, es bueno pero “debemos aspirar a mejorarlo”. Los barómetros de opinión realizados periódicamente desde su departamento indican que hay un aceptable grado de satisfacción. La aportación de los inmigrantes a la economía regional es significativa, un 10 por ciento del PIB madrileño, indica Fernández-Lasquetty. “En Madrid”, señala, “no se crearía el nivel de riqueza y de empleo que se crea, si no fuera por la alta población inmigrante capaz de nutrir el mercado laboral y las necesidades de trabajo”. El consejero explica que el marco administrativo de la política de inmigración de Madrid es el Plan de Integración 2006-2008, que “movilizará recursos públicos por valor de 4.400 millones de euros que se aplicarán, entre otras prestaciones a los inmigrantes, en la escolarización de sus hijos o en la asistencia sanitaria (ya hay 900.000 tarjetas sanitarias del Servicio de Salud de Madrid en manos de inmigrantes)”. Incluso una política liberal cuesta dinero público. En la sesión del sábado, el rector de la Universidad Antonio de Nebrija, advirtió que el modelo de Bienestar es insostenible con cifras como éstas.
El Estado del Bienestar como factor de llamada de la inmigración
Sábado 15 de julio a las 19:10 horas
Úrsula Lehr y, sobre todo, Mauricio Rojas, ya habían apuntado que las decisiones políticas sobre inmigración no podrán ignorar el impacto de este fenómeno sobre el Estado del Bienestar. Ahora, Fernando Fernández, rector de la Universidad Antonio de Nebrija, ha entrado en el análisis pormenorizado de ese impacto, durante el último panel lectivo de la jornada, junto a los economistas Pablo Vázquez, Román Escolano y Juan Francisco Jimeno, este último jefe de la División de Investigación del Banco de España. El rector nebrisense comienza avisando de que las consecuencias de la inmigración sobre el sistema de prestaciones del bienestar ya se están incubando, pero se notarán cuando cambie el ciclo económico, que por ahora sigue siendo de crecimiento (el más duradero de nuestra historia: trece años consecutivos de aumento del PIB). Fernández señala que los inmigrantes son “más sensibles al cambio de ciclo que la población nativa”, pero el impacto en el sistema del Bienestar lo notarán todos, inmigrantes y nativos. Fernando Fernández ha certificado científicamente algo que, por otra parte, es evidente para cualquier observador: el Estado del Bienestar constituye un factor de llamada de la inmigración muy relevante. Los inmigrantes, a la hora de decidirse por un país, por ejemplo, España, tienen “muy en cuenta los requisitos de acceso a las prestaciones, el nivel de las mismas y cómo verifica la Administración los requisitos para recibir cualquiera de las prestaciones”. Fernando Fernández pasa revista al estado de algunas de esas condiciones: “En Sanidad, el único requisito es la presencia física del paciente en un hospital. En educación, basta con un certificado de empadronamiento. Y para beneficiarse del seguro por desempleo, basta con haber cotizado alguna vez a la Seguridad Social”, describe el profesor. Estamos ante un “Estado del Bienestar generoso”, resume. A juicio del rector de la Universidad Antonio de Lebrija, “conceder el voto a los inmigrantes tendrá importantes resultados sobre la redistribución de la riqueza. No aumentará el nivel de reparto óptimo como consecuencia del simple hecho de concederles ese derecho, como indican los partidarios de esa medida”. Fernández apunta algunos datos de lo que detecta como “tensiones” incipientes en el sistema de bienestar, como consecuencia del acceso de una población inmigrante a sus prestaciones. Así, por ejemplo, “el número de inmigrantes con seguro de desempleo ya está creciendo a una tasa mucho más elevada que la de los nacionales. Y esto será mucho más acusado cuando se produzca el cambio de ciclo”. Otro dato: “La presencia de inmigrantes de primera generación en las aulas, necesariamente está contribuyendo a deteriorar el rendimiento. Es decir, que para el mismo gasto per capita en educación, ahora tenemos que los resultados del sistema son muy inferiores”, observa Fernando Fernández. En el capítulo sanitario, el rector concede que “el gasto sanitario per capita de los inmigrantes es menor”, pero a continuación explica por qué: “Sólo se comprende si tenemos en cuenta el efecto edad. Un altísimo porcentaje del gasto sanitario se concentra en los últimos de la vida de una persona, y la inmigración que acaba de llegar a España es mayoritariamente muy joven y sana. Por lo tanto, el problema se manifestará a medio y largo plazo, pero se manifestará. Es una falacia decir que la inmigración no tiene impacto en la sanidad, sólo por el hecho de que ahora mismo no lo tiene, por la razón explicada”. En cuanto a las pensiones de los inmigrantes, Fernández estima que experimentarán una evolución similar a la del gasto sanitario. “Es ingenuo pensar que los inmigrantes no van a cobrar la pensión de jubilación y que se van a limitar a cotizar para pagarnos la nuestra”, apunta. “Aunque vuelvan a sus países, hay convenios con muchos países para que puedan percibir su pensión en los países de origen. Es decir, que aunque se vayan, se llevarán su derecho a la pensión de jubilación de España”. La conclusión de estas alertas del sistema es clara, para el rector: “Si el Bienestar era insostenible antes, ahora lo es menos con la inmigración”. Sus propuestas son: reorientar, que no aumentar, el gasto per capita en inmigración, transfiriendo fondos desde las partidas para la educación universitaria hasta las de Educación Primaria. Es lógico que esto lo plantee el rector de una universidad privada, por otra parte, y él mismo no oculta sus intereses corporativos, medio en broma medio en serio. En Sanidad, Fernández considera inevitable que España tendrá que acabar adoptando sistemas de co-pago de servicios o cheque sanitario, tarde o temprano. En materia de pensiones, es partidario de profundizar en la reforma del sistema, aumentando su proporcionalidad y retrasando todo lo posible la edad de jubilación. En cuanto al seguro de Desempleo, no ve una solución clara. “Habrá problemas”, pronostica, “con el cambio de ciclo, que afectarán al equilibrio fiscal y nos abocarán a una reforma a la alemana”, es decir, drástica y traumática. Esto es lo que hay. La inmigración ha tenido y tiene efectos positivos para la economía española, pero, como todo en economía, también presenta una segunda cara que es “irresponsable”, como dijo Mauricio Rojas, no tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. Este domingo, cierre del curso con una mesa redonda de consejeros autonómicos de Inmigración del PP, moderada por la diputada Lourdes Monasterio, y clausura institucional de FAES, con José María Aznar y Mariano Rajoy. Hasta mañana.
Úrsula Lehr: las transferencias del Estado a los inmigrantes han aumentado
Sábado 15 de julio a las 18:50 horas
La acumulación de ideas de los ponentes de la sesión de la mañana ha ido relegando la referencia a la contribución de la ex ministra alemana Úrsula Lehr, no porque no haya sido interesante, que lo fue, y mucho, sino porque otros ponentes han tocado temas más polémicos o cercanos. Lehr fue la primera ponente del día y advirtió sobre un problema anexo a la inmigración masiva, que luego sería anotado también por Mauricio Rojas en su ponencia. Se trata del coste de la inmigración en términos de prestaciones de bienestar. “Tenemos un problema con las transferencias que se pagan por el Estado del Bienestar. Miles de personas reciben ayudas sociales en casos como la situación de desempleo o la de dependencia severa”, expone Ürsula Lehr la situación. Poco después, el diputado sueco Mauricio Rojas añadiría que este impacto es dramático en el caso de Suecia y sugirió que puede llegar a hacer inviable el sistema. A juicio de Rojas, la solución pasaría por flexibilizar el mercado laboral y revisar el régimen proteccionista, que constituye, hoy en día, un incentivo económico a la inmigración. La ex ministra Lehr no se atrevió a tanto, pero sí diagnosticó con claridad el problema. De los 82 millones de alemanes, 7,3 millones son extranjeros, un 8,9 por ciento de la población, indicó. Lehr constató que los hijos de inmigrantes, es decir, los alemanes de segunda generación, han adoptado la baja tasa de natalidad de los nativos, de 1,34 bebés por pareja, lo que demostraría algo que apuntó el viernes el profesor Azurmendi: “La inmigración”, dijo Úrsula Lehr, “no es una solución del problema demográfica y tampoco una solución para reaccionar a los problemas del mercado de trabajo”. “El número de los parados ha aumentado entre los inmigrantes, de un 9 a 12%. Paro sobre todo entre personas con baja cualificación”, señaló la ex ministra. Las transferencias del Estado para proteger a estas poblaciones han aumentado significativamente y suponen un coste para el sistema que, a juicio de Úrsula Lehr, es preciso afrontar abiertamente como uno de los problemas de la inmigración masiva. La ministra no apunta ninguna alternativa, y se limita a enumerar una serie de recetas que suponen otra variante del sistema proteccionista, con fuertes desembolsos por parte del Estado. “Nos hace falta sobre todo formación, educación, integración. La integración depende de la población que los acoge. La población que los acoge tiene que hacer mucho, pero también es indispensable la capacidad y disposición de integración de los inmigrantes”, ha optado la ex ministra como una solución intermedia. “Hay 400 medidas diferentes que se pueden adoptar”, indica, basándose en una reciente cumbre sobre Inmigración celebrada en su país. Y relaciona algunas de esas recetas: “Cursos especiales para integrar a mujeres turcas, para llegar a las mujeres de origen árabe. Cursos de idiomas, que son muy importantes. Antes de que los inmigrantes lleguen a Alemania, sería conveniente que hablaran 200 o 300 palabras en alemán”. “En los colegios con elevada proporción de niños inmigrantes hemos concedido la posibilidad de que haya menos niños y más maestros”, continúa describiendo. “En los servicios públicos también se dice que va a haber más personas que procedan del mundo de la inmigración. Queremos introducir algo así como una cuota de inmigrantes”. Más iniciativas: “La federación alemana de fútbol está creando una red de integración”. “En el ámbito de los medios de comunicación, se van a elaborar cada vez más programas de integración. Desde luego, las emisoras van a hacer una oferta para integrar a los inmigrantes para que puedan ser presentadores de televisión”. Más: “Cooperación entre los sindicatos, patronales y la agencia alemana de empleo para ofrecer cursos de formación continuada para aquellos inmigrantes con baja cualificación. Sólo podemos conseguirla todos juntos”. La ex ministra concluye citando a la canciller de su país. Merkel ha dicho: “Yo no me tengo que despedir del país del que emigro para llegar al país en el que quiero estar”. Para Úrsula Lehr es un buen principio de política de inmigración. “Todos sabemos de dónde procedemos, y debemos sentir orgullosos. Pero también tenemos que estar dispuestos a aceptar lo nuevo”, opina.
Ana Botella: "La dignidad de la mujer no puede ser un privilegio de Occidente"
Sábado 15 de julio a las 14:10 horas
Mesa redonda sobre derechos de la mujer, para que no falte de nada en ese cajón de sastre de tonalidades, puntos de vista y temas de la agenda política que está siendo el curso sobre Demografía e Inmigración. Khady Koita, presidenta de la Red Europea de Lucha contra las Mutilaciones Sexuales, G. Mandalla, secretaria de Estado del Gobierno belga, y Ana Botella, concejal de Política Social del Ayuntamiento de Madrid. Khady Koita describe con todo tipo de detalles las prácticas de mutilación genital contra las mujeres musulmanas. No sólo se realizan en África, también se están infligiendo clandestinamente a mujeres en los guettos musulmanes de Europa. Una violación de la dignidad humana, sin duda siniestra e inaceptable, a la que esta valiente activista de origen senegalés está ayudando a abrir los ojos y combatir. Cuestión distinta es qué tiene que ver con el desafío de la inmigración y la crisis demográfica de Europa, que es de lo que se supone que va el curso. La derecha española parece haber hecho de la causa contra mutilación genital femenina en países africanos su coartada para replicar la aberrante agenda de la izquierda sobre la identidad de género. En fin. La concejal Ana Botella ha recordado que la igualdad jurídica de las mujeres en Occidente es muy reciente. Conviene no perder de vista los datos que indican que, por ejemplo, las mujeres pueden votar “prácticamente desde antes de ayer”. La dignidad y la igualdad hay que seguir defendiéndolas con posiciones públicas claras, todos los días, porque su relativa novedad hace especialmente frágil sus derechos, viene a exponerAna Botella en su ponencia. La concejal señala que “el mundo libre está obligado a defender la igualdad no sólo en sus sociedades, sino en todo el planeta, por un doble motivo: por un compromiso moral con las mujeres y por el deber de preservar la libertad dentro de nuestras sociedades. La dignidad y la libertad de la mujer”, apunta Ana Botella, “no pueden ser un privilegio de unas cuantas mujeres, precisamente, las que viven en las sociedades occidentales. Sería muy cínico no defender que todas, en cualquier parte del mundo, tienen los mismos derechos”. La referencia al cinismo va por el doble lenguaje de la izquierda ante los derechos de las mujeres: exigentes en el interior de las sociedades libres, sin embargo, se desentienden, justifican o hacen la vista gorda cuando se trata de defender a las mujeres sometidas a sistemas tiránicos o teocráticos, a condición, claro está, de que éstos se declaren y ejerzan como furibundos enemigos de la civilización occidental. Ana Botella cita a John Stuart Mill y su advertencia contra “el despotismo de la costumbre”. Allí donde “la regla de la conducta no es el propio carácter de la persona, falta uno de los elementos fundamentales, el más importante, de la libertad”, advierte la concejal del PP, que añade, con Mill: “Todo lo que aniquila la individualidad es despotismo, cualquiera que sea el nombre con que se le designe”.
La "pizza" de Mauricio Rojas
Rojas echa en falta políticas a largo plazo sobre la inmigración, a la que compara “como una cena en la que uno puede comer mucho, pero que después hay que digerir”. El símil se lo sugiere el caso español, con una inmigración intensiva durante los últimos diez años, sin duda beneficiosa durante el ciclo alto del crecimiento económico, pero que habrá que gestionar también cuando la coyuntura económica cambie. Rojas ha polemizado indirectamente con Mikel Azurmendi, el panelista que este viernes defendió claramente una política orientada a la asimilación cultural de los inmigrantes. El diputado sueco no comparte esa propuesta. “No podemos pensar ni en términos de asimilación ni de multiculturalismo como respuestas al desafío de la integración. Ambas son inviables”, opina Mauricio Rojas. A su juicio, la asimilación es un proceso forzoso en el que “se trata de aculturizar a una persona y meterle en la mente una cultura totalmente nueva. Un proyecto así es bastante imposible en una sociedad globalizada, amén de muy poco liberal”, considera Rojas. En el otro “extremo”, apunta, se sitúa la solución multiculturalista, “también imposible”. “Todavía está muy de moda, a pesar de que nació en Europa en los años 60. Su esencia es una visión idealizada del Tercer Mundo, eso que se dio en llamar la ideología tercermundista. En parte, el surgimiento del multiculturalismo tiene su explicación en el hecho de que Europa tenía un motivo para avergonzarse de una parte de su herencia, el Holocausto, la II Guerra Mundial. El problema es que se ha avergonzado de toda su herencia, y no sólo de una parte”, argumenta. Sigue Rojas: “La sociedad abierta no es compatible con tradiciones que niegan la libertad individual. No es sólo un problema teórico, sino que se convierte en opresión y coste de vidas humanas concretas. En Suecia, hemos descubierto recientemente que en determinados guettos de inmigrantes se han matado una serie de mujeres, simplemente porque en sus comunidades de origen no tienen ningún derecho”. Ni asimilación ni multiculturalismo. Mauricio Rojas propone una solución gastronómica. Él lo llama “el modelo de la pizza”.
“La pizza”, describe a media mañana, cuando el hambre empieza a apretar en los estómagos de los alumnos, “tiene una masa común, a la que agregamos lo que queremos. Cada uno le añade su diversidad, pero siempre sobre algo que le da un marco a todo. En el modelo de la pizza, hay diversidad pero también hay comunidad”. Rojas entra a analizar de qué está hecha la masa de la pizza de la inmigración que él propone como orientación a los tomadores de decisiones: En primer lugar, su pizza contiene “no sólo el respeto a las Leyes, sino, sobre todo”, subraya Roijas, “el espíritu de las Leyes, su base histórica, ética y cultural. Hay que entender la historia que da sentido a las leyes”. En este punto, el diputado sueco conecta con la ponencia de Víctor Pérez Díaz, quien, en la sesión de este viernes, echó en falta una “narrativa fundacional” de España como referencia de integración de los inmigrantes. Más claves en el discurso de Rojas. ¿Qué hacemos con los flujos migratorias? “Es fundamental controlar el flujo migratorio”, opina, “para que pueda funcionar la inmigración”, es decir, para que pueda integrarse. “Un flujo no controlado, una situacióin que recrea la situación de un flujo no controlado, es absolutamente destructiva, genera miedo y rechazo en la población de acogida. Un Gobierno que no controla el flujo es irresponsable, que terminará provocando una reacción de la población”. Sobre el impacto de la inmigración en el mercado de trabajo y en el Estado del Bienestar, Rojas propone un mercado de trabajo más abierto y una revisión del entramado de derechos y prestaciones que conforman el sistema de bienestar, porque su sola existencia “ya es un estímulo decisivo para una inmigración incontrolada”.
Rojas y Lehr, tendencias de la inmigración
Sábado 15 de julio a las 11:37 horas
Mauricio Rojas, diputado del Partido Liberal sueco, y Ursula Lehr, ex ministra alemana, en una tonificante sesión sobre las tendencias de la inmigración. Miradas largas y perspicaces al futuro, con sólida base empírica de lo que está ocurriendo ahora mismo. Justo lo que se espera de un mirador como el de FAES en plena sierra madrileña, desde la que, como dijo Mark Steyn medio en broma medio en serio, “se contempla mejor el fin del mundo”. Rojas no ha defraudado la expectativa de su intervención, justificada por el buen recuerdo de su presencia en el Campus del año pasado. El diputado sueco de origen chileno, ejemplo viviente de una inmigración integrada, ha desarrollado cuatro claves políticas para afrontar el desafío de la inmigración, a su juicio, el más importante al que se enfrenta Europa. Se trata de comprender, en primer lugar, la lógica y las motivaciones de los flujos migratorios, para poder anticiparse a sus cambios; en segundo lugar, invita a comprender el comportamiento singular de los movimientos migratorios en la era de la globalización; en tercer lugar, cree indispensable anticiparse al impacto que una inmigración masiva tendrá en el mercado de trabajo y en el sistema de bienestar de los países de acogida; y en tercer lugar, considera prioritario analizar la influencia de un Islam importado por el fenómeno de la inmigración masiva.
Pérez Díaz: "Una sociedad desintegrada, ¿cómo va a integrar a otros?"
Viernes 14 de julio a las 19:40
Víctor Pérez Díaz, catedrático de Sociología, echa en falta lo que llama la “narrativa de lo que somos”, un relato sobre la identidad española para el que, sin embargo, no le valen ninguno de los que ya existen (Roma, la Cruz, la Reconquista, el Nuevo Mundo) y tampoco propone ningún boceto alternativo, quizá para no comprometerse. A su juicio, “no podemos integrar a otros si no sabemos en qué proyecto o relato vamos a integrarlos”. El investigador cree que España es hoy una realidad desintegrada y, por lo tanto, incapaz de integrar a otros. “Un sociedad sin coherencia interna, sin integración propia, ¿cómo va a integrar nada?”, se pregunta. La falta de coherencia interna de la sociedad española es producto de otra carencia más profunda, la de una “narrativa” fundacional propia. “Un país que no acaba de tener una narrativa sobre cómo ha llegado a ser lo que es, difícilmente puede contárselo a los que vienen detrás”, sostiene. “Si tienes un país que se está fragmentándose en diecisiete y pico cosas y quiere contarse a sí mismo una historia que empieza con una transición hace treinta años, es muy complicado articular a partir de ahí la narrativa que necesitamos. Es difícil integrar lo que no está integrado”, subraya. En su opinión, la desintegración nacional es tal en España, que daría igual cómo nos llamásemos: “Algo-Landia, Torre de Babel,...”, apunta. Pérez Díaz cree que el relato que nos falta debe surgir del “cuerpo social”, aunque niega a políticos y medios de comunicación la competencia para crearlo y transmitirlo. El profesor parece pensar en que el primer borrador debería proponerlo una élite académica como la suya, pero tampoco acaba de definirse, en lo que ha sido una característica de toda su intervención en el Campus FAES. Defiende una educación exigente y coincide con la hispanista sueca Inger Enkvist en que tiene que descansar en el pilar de la lectura. “Que la gente aprenda a leer. Leer libros antiguos, gordos, con muchos capítulos, libros que requieren paciencia y argumentos pacientes. Paciencia, distancia, que no se apresura a sacar conclusiones, que te organiza el cerebro para comunicar con otros”, describe Pérez Díaz los rasgos del tipo de educación en la que está pensando. Este sábado habrá doble sesión. Por la mañana, mesas redondas con Mauricio Rojas, diputado del Partido Liberal sueco, y Úrsula Lehr, ex ministra de la República Alemana, por un lado; y con Pablo Vázquez, profesor de Economía, Román Escolano, economista, Fernando Fernández, rector de la Universidad Antonio de Lebrija, y Juan Francisco Jimeno, jefe de la División de Investigación del Banco de España, por otro. Completará la jornada una conferencia sobre Europa y el Islam, por Khady Kohtla, presidenta de la Red Europea de Lucha contra las Mutilaciones Sexuales. Hasta mañana.
La parábola de Inger Enkvist
Viernes 14 de julio a las 19:07
Inger Enkvist ha expuesto una deliciosa parábola con dos experiencias educativas reales y contrapuestas en la Suecia de hoy. En un pequeño pueblo de una región boscosa del país, se ensayó un método pedagógico progresista con un privilegiado grupo de 15 alumnos de secundaria. Disponían de toda clase de avances tecnológicos, incluido un ordenador para cada alumno. Frente a la disciplina tradicional, se optó por un sistema de libertad casi absoluta para alumnos y profesores. El manual y el currículo fueron sustituidos por una enseñanza de objetivos y materias abiertas, basada en el juego y la experiencia de la vida. Alumnos de distintas capacidades, aptitudes y rendimiento fueron tratados por igual, con una dedicación personalizada para los más rezagados. Al poco tiempo, los evaluadores “notaron que los alumnos más flojos perdían su tiempo por la falta de disciplina, estaban con los brazos cruzados o se pasaban horas delante de la pantalla de su ordenador sin ningún provecho constatable”, explica Enkvist. “Los profesores de matemáticas decían que se sentían muy estresados, porque cada uno de los quince alumnos estaba en un nivel diferente. Si el profesor ayudaba a uno, había una cola de otros catorce que también necesitaban ayuda”, relata. Destaca, sobre todo, el descenso en los niveles de comprensión lectora dentro de este grupo de “privilegiados” de la educación progresista. “Con todo este dinero”, concluye esta primera parte de la parábola, “con grupos reducidos, sin ningún inmigrante en el aula y con la tecnología didáctica más avanzada, estos chicos y sus profesores habían perdido su tiempo, habían trabajado muy poco durante los tres años que duró el experimento, y lo que es peor, habían perdido competencia a otros grupos del mismo grado”. “Así que esta enseñanza moderna, libre, progresista y abierta había producido un resultado muy por debajo del promedio en un colegio promedio”, subrayó. Segunda parte de la parábola: En un colegio de un suburbio a las afueras de Estocolmo, dos maestras a punto de jubilarse detectan, preocupadas, el bajo nivel educativo y de integración de los inmigrantes que van al centro. En una clase, hay 24 inmigrantes ninguno de ellos es sueco-hablante. Las dos maestras deciden pasar a la acción. Empiezan en preescolar, que en Suecia se imparte a los 6 años. El método fue muy sencillo: “leer, leer y leer”, lo resume Inger Enkvist. Al llegar a Tercero, en Suecia es tradición del sistema educativo hacer una competición de conocimientos entre distintos colegios. Aquel grupo de inmigrantes que se había pasado tres años leyendo (“obras de teatro, novelas populares, de todo”, indica la hispanista invitada al Campus FAES) fue calificado como uno de los mejores de la ciudad. Logró resultados mejores que muchos colegios en barrios acomodados y también en Matemáticas, porque “si un grupo es bueno en Lengua, suele ser bueno en Matemáticas”, señala. El grupo apenas había recibido ayudas o tecnología sofisticada. “Utilizaron el poco dinero de que disponían para ir en excursiones en autobús para conocer lugares que, previamente, habían imaginado en los libros”. Por si fuera poco, “su integración social era excelente”, subraya Inger Enkvist. “Unos querían ser músicos, otros médicos, pero la vocación preferida era la de escritor. No había casos de dislexia, ni necesidad de asistencia por parte de psicólogos o ayudantes sociales”. Fin de la segunda parte, una bonita historia de éxito educativo. ¿Cómo termina esta historia?, anuncia Enkvist, redoblando la expectación de un auditorio a estas alturas entregado.
“Pues lo que pasó después es que en Suecia seguimos con el modelo número uno, el de la escuela del bosque. Y esto da que pensar”, observó. “Mi análisis”, concluyó Inger Enkvist, “es que en el mundo de la Educación han venido influyendo unas ideas que vienen de diferentes campos, de la política, la filosofía, la “En el debate sobre Inmigración y Educación”, dice la hispanista sueca, “quizá la pregunta formulada no es la adecuada. Quizá deberíamos volver a poner toda la energía en el aprendizaje y que éste guíe el resto de nuestras decisiones, más que enfocar tanto sobre quién es el alumno y de dónde viene”
La Educación lo es todo
Viernes 14 de julio a las 18:37
El coloquio sobre Familia/Educación se ha convertido espontáneamente en una sesión monográfica sobre lo segundo, es decir, sobre Educación. Es el gran tema, el humus y la piedra de bóveda de todo lo demás: la libertad, el desarrollo, la inmigración, la guerra y la paz,... Interesante contribución de la hispanista sueca Inger Enkvist sobre la apuesta equivocada de Suecia por un modelo igualitarista y falsamente integrador en la Educación. Sugerente, en una primera lectura, aunque a veces ambigua, a veces divagadora, y otras sencillamente tramposa en el análisis, la disertación de Víctor Pérez Díaz, catedrático de sociología, sobre la necesidad de lo que llama “una narrativa” sobre la “identidad colectiva” compartida por todo el cuerpo social, que sirva de marco de integración para los inmigrantes. El problema es que a Víctor Pérez Díaz no parecen servirle ninguno de los modelos de narrativa existentes (no le sirve la civilización occidental, por considerarla demasiado amplia, ni la tradición espiritual y política judeo-cristiana, por considerarla demasiado estrecha) y tampoco acaba de sugerir una alternativa. Han completado el panel de la sesión Eugenio Nasarre, diputado centrista del Partido Popular y Héctor Cebolla, investigador del Instituto Juan March.
Siguientes
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