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NO ESTÁ ADAPTADA A SU ALTURA

Un preso pide la libertad por su enanismo

Un preso de 31 años, encarcelado por tráfico de drogas, ha solicitado la libertad debido a que la cárcel no se encuentra adaptada a personas de su altura. El preso, que mide 1,10 metros, no llega a la cadena del inodoro, no puede hacerse la cama, y tiene que recurrir a otros compañeros para ducharse.

La Audiencia de Valladolid sentará en el banquillo de los acusados, por delito de tráfico de drogas, a Luis L.G, el preso de 31 años y 1,10 metros de estatura que en las últimas semanas había solicitado, sin éxito, su excarcelación debido a que el centro penitenciario no se encuentra preparado para acoger a reclusos de sus características, lo que hace aún más penosa la estancia en sus instalaciones.

En su escrito de calificación provisional de los hechos, el Ministerio Fiscal solicita para el encausado una pena de cuatro años de prisión y multa de 300 euros por delito contra la salud pública y un año y medio por tenencia ilícita de armas, según informaron fuentes jurídicas.  

Luis L.G. fue detenido el pasado día 14 de enero por la Policía Nacional fruto de unas investigaciones iniciadas cinco meses antes, cuando los agentes tuvieron conocimiento de que el acusado, perteneciente al clan de 'Los Paturros' y pariente de 'Los Monchines', se dedicaba, presuntamente, al tráfico de drogas al 'menudeo' en un barrio del extrarradio de la capital vallisoletana.

En la investigación se pudo comprobar que el detenido, con antecedentes por estafa, daños y robo con fuerza, y su pareja residían en una barrio tranquilo de la capital para no levantar sospechas entre los vecinos.

Tras varias gestiones, siempre según la versión policial, se corroboró que Luis L.G. acudía a determinados puntos de la ciudad y, una vez allí, esperaba en el interior del coche hasta que una persona accedía al vehículo para llevar a cabo el presunto intercambio de sustancias estupefacientes.

Finalmente, el sospechoso fue detenido el día 14 de enero cuando, supuestamente, realizaba una venta en una calle de Valladolid, tras lo que se llevó a cabo un registro en su piso, donde se le intervinieron 730 euros en metálico, cuatro gramos de cocaína, diversos útiles para la comercialización de la droga como recortes, cucharillas, tijeras, alambre de jardinero y una báscula de precisión, un revólver del calibre 22 con munición una pistola semiautomática detonadora y munición y dos coches de alta gama.

El acusado ha solicitado su puesta en libertad provisional tanto al Juzgado de Instrucción número 2 como a la Audiencia Provincial alegando que, dada su reducida estatura y otros problemas de salud derivados de tal circunstancia, su estancia entre rejas supone para él una continua "humillación" ya que la cárcel presenta barreras arquitectónicas y no puede realizar muchas de las funciones cotidianas que para otros reclusos son de lo más normal.  

Como ejemplos de ello, advierte de que no llega al botón de llamada de socorro ni al que activa el agua del inodoro y el lavabo, además de que tampoco alcanza las ventanas de la celda ni el teléfono, no puede hacerse la cama e incluso para poder ducharse tiene que pedir la ayuda de algún compañero, puesto que la salida del agua se regula a través de un botón que hay que accionar cada cinco segundos y se encuentra a una altura inaccesible para él.

Aunque como alternativa se le ha ofrecido su traslado a la enfermería, el afectado continúa en su módulo debido a que tampoco las instalaciones ofrecidas se encuentran adaptadas a personas que padecen su minusvalía.

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