Me alegro mucho por los guipuzcoanos que por fin tienen un Obispo como Dios manda.
Y ha comenzado su labor pastoral de la mejor manera posible, mostrando su apoyo público al colectivo de víctimas de la barbarie y sinrazón de los asesinos etarras, pese a los desplantes, insultos y coacciones del entramado nacionalista, que se muestra tan comprensivo y afable con los asesinos y su entorno.
Saludos.
Gracias Monseñor Munilla. Gracias por existir. Gracias por ese mensaje de paz, justicia, y propósitos “PASTORALES” tan necesarios en esta época deshumanizada, donde escasean los buenos ejemplos, y su carencia nos avocan a la incertidumbre y la zozobra. Su palabra es de oro, y su ejemplo un espejo para todos. Solo un hombre tocado por Dios, inteligente, bondadoso, sereno y valiente, puede alcanzar la paz y la concordia en esa tierra que tanto sufrimiento ha padecido y padece, cuando los poderes públicos y autonómicos, han desviado la mirada, pasando del dolor ajeno, y lo que es peor, “UNA IGLESIA POLITIZADA” que ha sido, a mi juicio, cómplice y culpable de tanto dolor, al alimón con los políticos de turno. . Pero hay que confiar en la grandeza y la generosidad de un Dios que nos puede perdonar a todos, y del cual, usted es su siervo y representante para marcarnos el camino. ¡QUE DIOS LO BENDIGA!