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LA PRENSA DE UN VISTAZO

Tertsch y el "patético gepeto de Zapatero" y las sandeces que Público llama "ironía"

Como era de esperar la prohibición de los toros en Cataluña acapara titulares y opinión en todos los periódicos. "Muerte en el ruedo" (La Razón) "Triunfaron los animales" (El Mundo), "tauricidio" (La Gaceta) o "tragedia histórica" (ABC).

Con la cabeza llena de toros resumimos cómo se ha tomado la prensa la nueva estocada nacionalista que ha causado un auténtico terremoto emocional.

Pues mal, se lo ha tomado realmente mal. En su editorial, Pedro J. considera que se trata de un "ataque a la libertad de los ciudadanos" y cree que "la protección de los animales es una mera excusa para ocultar la verdadera intención de los nacionalistas: su voluntad de erradicar de Cataluña uno de los símbolos de España" y la "obsesión nacionalista de borrar cualquier seña de identidad de España". El Mundo califica la prohibición de "fechoría", cree que Montilla trata de "limpiar su mala conciencia" y dice que "en Cataluña han triunfado los animales políticos menos racionales". Además culpa directamente a Zapatero y le insta a "impugnar la ley de prohibición".

ABC, que lleva días con un enfado tan monumental como la plaza destinada a escombrera, critica que el PSC diera libertad de voto a sus diputados y lo califica como "lavado manos" e "hipocresía insuperable". Pero principalmente culpa a Zapatero. "Esta prohibición es otra muesca que puede hacer el presidente del Gobierno en la lista de prohibiciones y restricciones impuesta a la sociedad española durante sus mandatos".

Hermann Tertsch nos informa en su columna de cómo celebró TVE, "la principal televisión de Zapatero y de su patético gepeto Oliart la buena nueva de la prohibición de los toros". "Como si le hubieran clavado las banderillas a ellos: así han reaccionado los del sector protaurino, ha sido la voz en off del telediario de las tres en TVE", cuenta. Pues para la tele pública más imparcial de la democracia etc, etc, sí que es un poco tendenciosillo, sí.

Público es un oasis en el desierto de los lamentos taurinos. La voz de Zapatero dice "Olé", feliz como una perdiz. La crónica de L. del Pozo a las puertas del Parlamento da la palabra a los que parecen parientes de los toros. Resulta que los ganadores de la contienda "no querían que la victoria fuera una fiesta, pero lo fue". Tarará.

"Un día grande, histórico, feliz" decían, mientras "los taurinos huían a toda prisa del edificio", según el cronista de Público. Seguro, como alma que lleva el diablo. Llora una tal Magda Oranich que se indigna de que alguien dijera que hasta ayer Cataluña era tierra de libertades. "¿De las libertades? Sí, podía escoger qué vestido me pondría para ir a las ejecuciones". Y a esta sandez Público la llama "ironía". "Aún me tiemblan las piernas", decía otro, y otro "pensaba que no viviría bastantes años para ver esto" y este otro, "me he acordado tanto de ella". Cuesta creer tanta bobada junta, pero si lo dice Público me lo creo.

El País, no tan emocionado dice que "la decisión levanta encendidas pasiones por toda España". Uff, doy fe. En su editorial, intenta convencernos de que "abolir las corridas ni es prueba de catalanidad ni supone el triunfo de un nacionalismo sobre otro". Asegura que se trataba de una "demanda ciudadana" y no sin esfuerzo reconoce que no se puede "cerrar los ojos a los intentos de instrumentalizar" esta decisión "por parte de los partidos que se reclaman abiertamente de un credo nacionalista o de los que lo hacen de manera encubierta". Algo es algo.

A Fernando Savater esta historia le recuerda "a otras tantas recomendaciones o prohibiciones del Estatuto, cuya característica legal más notable en un intervencionismo realmente maníaco". Afirma, y esto sí que es una ironía, que no se trata de una "postura antiespañola". "No señor, todo lo contrario. El parlamento de Cataluña prohíbe los toros pero de paso reinventa el Santo Oficio, con lo cual se mantiene dentro de la tradición de la España más castiza y ortodoxa".

La Vanguardia se mantiene distante y fría. Titula con un plano "adiós al toreo" y admite que "la prohibición reaviva la tensión con Catalunya". Su director, José Antich, no es muy complaciente con la decisión del Parlament porque cree que "estamos ante un innecesario acto de tensión" y "empieza a ser agotador el permanente deseo de las autoridades de prohibir cosas que en otros sitos son normales y que afectan de una manera intrínseca a la libertad individual". Un poco tarde para quejíos.

La Razón dice que "el pleno representó un retroceso en tolerancia y pluralismo... que cercenó libertades individuales y pasó por encima del más básico respeto a la gente y pone de manifiesto que se trata de un "estrategia identitaria con el propósito de acentuar el diferencial con España".

Y en La Gaceta dice Williams Cárdenas que "finalmente se consumó el crimen" y que "unos pocos logran cercenar la libertad a una gran mayoría". "Con la abolición de los toros en Cataluña, pierde Cataluña, pierde España y pierde el patrimonio cultural universal, es decir perdemos todos".

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