El cuerpo nacional de Policía ha expresado su malestar por la labor de Interior. Alegan que Amparo Valcarce, y por tanto Rubalcaba, querían que hubiera problemas en la capital y por ello no mandaron efectivos a tiempo a las cocheras de la EMT, uno de los puntos más calientes de cara a la labor piquetera. Dicho de otra manera, porque los previsibles problemas en el seno de las cocheras perjudicarían al Ejecutivo de Esperanza Aguirre, una de las pocos miembros del PP que han levantado la voz contra la labor de los sindicatos.
La delegada del Gobierno aseguró, según El Semanal Digital, que había acordado con el delegado de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento, Pedro Calvo, que sería la Policía Municipal de las cocheras la que hiciese esa labor. Pero Calvo niega que esto fuera así.
Eso significa, según el diario, que uno de los dos miente. En la orden de servicio de la Jefatura Superior madrileña, enviada a las comisarías para avisar de los puntos calientes y las pautas a seguir, las cocheras de la EMT ocupaban un lugar destacado. De modo que quien miente es Valcarce, y por extensión, Rubalcaba, ministro del Interior.
El enfado policial viene porque la Jefatura Superior de Policía guiada por Francisco Javier Redondo desde hace apenas unas semanas, tardó demasiado en enviar los efectivos de la Unidad de Interveción Policial, a los que se dio instrucciones de no cargar en ningún momento, sino simplemente aplicar medios intimatorios, es decir, formar escudos o lanzar botes de humo o pelotas.
El Semanal Digital ha podido comprobar que lo que ocurrió en las cocheras de La Elipa, a cargo de la comisaría de Ventas, es que apenas ocho agentes estaban destinados inicialmente en las mismas, sin llevar apenas equipamiento. Al llegar se encontraron con 250 piquetes. Una hora después, a las cinco de la mañana, ya eran 500.
En la comisaría de Ventas se hartaron de pedir refuerzos al jefe de la Sala Central, que depende de la Jefatura Superior. También había municipales desplegados, pero con la orden de no intervenir. Un rato después la Sala Central envió a cuatro agentes más, sin ni siquiera un coche patrulla. Eran doce frente a centenares.
Los antidisturbios no llegaron hasta bien pasadas las seis de la madrugada, y tampoco eran muchos: apenas una furgoneta de seis efectivos y un subinspector. Entonces, lo peor ya había pasado, y además tampoco habían recibido órdenes más allá de personarse en el lugar. A Rubalcaba, Valcarce y Redondo no les interesaba, concluye El Semanal Digital, no les interesaba frenar a los piquetes.
Pese a ello Valcarce no tuvo problema en subrayar que la Policía acudió tanto a La Elipa como a Fuencarral "cuando fue requerida". Rubalcaba reafirmó eso asegurando que los agentes hicieron "su trabajo" en ambas cocheras.