No cesan los análisis sobre lo ocurrido en el fin de semana de la huelga salvaje y sus consecuencias. En las jurídicas se centra El Mundo, que lleva a su portada la cascada de procesos judiciales que se le van a acumular a los controladores y a Aena. En cuanto al Gobierno, el diario reúne a varios juristas que expresan sus dudas sobre la legalidad del estado de alarma. Tampoco lo tiene muy claro Santiago González. Pero recuerda que a la reunión en Moncloa del viernes fueron invitados la abogacía del Estado y el Fiscal General, lo que le lleva a concluir que no fue un error sino "una trampa": "Ah, las togas y el polvo del camino...". Para Federico Jiménez Losantos lo necesario es que el "Gobierno del ejército de Rubalcaba" haga "una ley de huelga, civil, por supuesto". Apunta el periodista de esta casa que "no es saludable en una democracia que el Gobierno saque a los militares como herramienta de presión, no de gestión, a cualquier hora". Recoge una metáfora empleada por Pedro J. el domingo para definir la situación, la del "darle hilo a la cometa": "sujetos teóricamente controlados que en algún momento, como las cometas a las que se da mucho hilo, se escapan o se dejan escapar". "La cometa pierde el hilo, pero lo recupera la televisión", cuenta.
En ABC, mientras, dicen en el editorial que la "eficacia" del Gobierno ha quedado fuera de duda" pero es "un argumento insuficiente en un estado de Derecho". En El País, hablan de la buena sintonía entre militares y controladores. Hay alguno que está feliz con la situación: "Casi prefiero que se queden". Y en Público, por fin, entran al trapo con este asunto. Recogen una entrevista a José Blanco donde vuelve a hablar de buenos y malos y a presumir de su gestión del problema y algún columnista da su versión de los hechos. Juan Carlos Escudier se dirige a quienes quieren "quemar en la hoguera" a los controladores: "La única salida es negociar con los que tenemos. A esa conclusión tendrá que llegar el Gobierno al que ahora se jalea para que sea Torquemada".
Pero no es este, ni de lejos, el asunto al que Público dedica más páginas. En portada, lleva el cambio climático y a Aznar. Pero lo más llamativo sea quizás el titular que le dedican a Mario Vargas Llosa por su discurso de ayer en Estocolmo. Dicen de él que exhibió sus ideas "reaccionarias" y le dedican una furibunda crónica en el interior: lamentan que aprovechara para "ajustar cuentas", que dejara claras "sus posiciones ideológicas", que hiciera una "apología del liberalismo", no escondiera sus "antipatías" hacia Cuba y otras dictaduras... Como colofón, afirman que "EEUU y la doctrina Bush es la personificación del modelo económico e ideológico que defiende". Y que parece "temer" la "inconformidad y rebeldía" de algunas de sus novelas. Para completar, en una columna también le llaman cínico.
Bastante mejor tratan en este diario y, cómo no, en El País, al fundador de Wikileaks, Julian Assange. Ignacio Escolar apunta a una conspiración: "hay pocos calificativos más corrosivos para la imagen de un hombre que la palabra violador". El arresto, para el periodista, es una "evidencia más" de hasta qué punto "es una amenaza real para el poder económico y militar". En el editorial del diario de Prisa admiten que es "fuerte" la hipótesis de que hay motivaciones políticas en la detención pero la sugieren tanto en las páginas de opinión como en las informativas. En El Mundo, el tema es excusa para arremeter de nuevo contra El País. Recuerdan que "nadie está por encima de la ley, tampoco Assange". Y sobre el "morbo cotilla" de Wikileaks, sentencian que todo forma parte de una "gran puesta en escena con la que algunos medios han pretendido atraer la atención sobre sí mismos".
Ya entrando en el análisis inacabable de los cables diplomáticos, en Prisa nos revelan, además de la "obsesión por la estética" de Gadafi, en la embajada de EEUU han comentado los rumores que sitúan a Carme Chacón como futura candidata del PSOE ante una hipotética retirada de Zapatero. Y de Zapatero hablan en la sección confidencial de El Mundo, "Nos cuentan que". Dicen que el presidente se perdió la goleada del Barça al Madrid por estar, precisamente, en Libia, y que se enteró del resultado gracias a un solícito camarero madridista y al móvil. Cuentan que en Moncloa le espera un DVD con el partido. Aún, pobre, no ha tenido tiempo de verlo.