En declaraciones a Efe, el director de este diario ha tachado el fallo, además, de "despropósito" y ha recalcado que "lo más grave" es que se "inscribe" en una "tendencia que viene apreciándose" de "deterioro en la defensa de la libertad de expresión por muy distintas instancias jurisdiccionales".
Después de recordar que el delito de revelación de secretos "no es un delito concebido para castigar a periodistas", Ramírez ha señalado que los periodistas deben contar y criticar este tipo de situaciones y actuaciones y estimular el debate en la sociedad.
El director de El Mundo ha indicado que éste -la condena a los dos directivos de la SER- no es un hecho aislado. En este sentido, ha mencionado el caso de uno de los subdirectores de su periódico, Antonio Rubio, para el que la Fiscalía pide tres años de prisión también por revelación de secretos, por publicar una información relativa al 11-M.
"Tanto en uno y en otro caso estamos hablando de contenidos de indiscutible interés informativo y general", de un servicio a la sociedad, ha declarado el director de El Mundo, quien ha añadido que en ambos casos "los periodistas deberían recibir el reconocimiento público".
Ramírez ha lamentado, asimismo, que el juez que ha dictado esta sentencia "no se haya enterado todavía de las características de internet". Según el juez, "la protección constitucional al derecho a la información se refiere a los medios de comunicación social (televisión, radio o prensa escrita), pero debe matizarse que internet no es un medio de comunicación social en sentido estricto, sino universal".
"Algunos de los pasajes deberían servir para que Consejo General del Poder Judicial investigara si su señoría es una persona en el completo uso de sus facultades racionales o su formación", ya que sus comentarios son "propios de un ciudadano del siglo XIX", ha remachado Ramírez.
El Mundo incluye en su edición de este jueves un comentario editorial sobre este asunto, en el que también menciona el caso de Rubio. "En aquella ocasión los medios progresistas guardaron silencio, pero no se puede ser sectario en la defensa de la libertad de expresión", señala El Mundo.