En una crónica titulada "La iglesia también abre las fosas de sus muertos", una periodista del diario El País da cuenta, a su manera, del hallazgo hecho en la mina Las Cabezuelas, en cerca del municipio toledano de Camuñas.
La crónica resta importancia tanto a los asesinados como al número de restos de cadáveres encontrados (30). En su opinión, lo novedoso del hallazgo es que "esta vez el forense no ha acudido a la llamada de familiares de fusilados que le piden que saque a los suyos de una cuneta, sino a la llamada del arzobispado de Toledo".
Lo relevante del caso, para El País, es que "esta vez las víctimas no son republicanas, sino sacerdotes y gente adinerada y de ideología de derechas fusilada por el bando perdedor de la guerra". Esto, para la cronista, "lo cambia todo".
Además, para El País que sean 30 o 50 los fallecidos arrojados a la fosa común improvisada en la que se convirtió la mina de Las Cabezuelas quita importancia al descubrimiento: "Cuentan que aquí hay miles, que esto es el segundo Paracuellos y hay quien dice que fueron arrojadas vivas ardiendo. Abajo, el equipo de técnicos sabe ya que hay unos 50 cuerpos, no más, y que cayeron muertos, porque tienen orificios de bala y tiros de gracia".
Sobre la eucaristía que ofreció el sacerdote Jorge Teulón al pie de la mina, el rotativo de Prisa destaca que en esta ocasión "la iglesia ha acudido a la ciencia para tener la certeza de que aquí hay nueve mártires, que son candidatos a la beatificación."
La visita del obispo auxiliar
Además, este diario resalta la visita que hizo a la fosa el obispo auxiliar de Toledo, Carmelo Morobia, a última hora de la tarde. Explica que llegó, saludó a Francisco Echeverría y departió con Jorge Teulón, quien le mostró una medallita que se había recuperado en la excavación y que podría pertenecer a los restos de alguno de los sacerdotes.
A continuación explica que Carmelo Morobia reflexionó en voz alta: "Ojalá que esto nos sirva para no repetir nunca las barbaridades que hicimos en la Guerra". Una reflexión que la periodista de El País considera "una escena única y quizá irrepetible". Interpreta que "la Iglesia, responsable de muchas de las atrocidades cometidas en el conflicto –algunos curas confeccionaban listas de rojos para entregarlas a los asesinos- nunca ha pronunciado una frase semejante incluyéndose como culpable"
Los muertos "eran ricos"
Para finalizar, la crónica llega a una conclusión sobre la diferencia entre los muertos del bando republicano y los que se han hallado en Las Cabezuelas: "la única diferencia respecto a las víctimas republicanas es que han aparecido un gran número de dientes de oro, lo que indica que pertenecían a las familias más ricas del pueblo".