Monteira ha reconocido a Periodista Digital que llamó al director de El Economista, Amador Ayora para reclamarle que añadiera el desmentido del Gobierno, al considerar que la información era "confusa" e "inconsistente". No obstante, niega que exigiera al periódico que parasen las rotativas.
"Le dije que se atuviera a la responsabilidad y que yo tenía el derecho de pedirle un desmentido. En algún momento se lo llegué a exigir porque es su obligación". "También le dije que esta información hace daño a las empresas españolas pero no que destrozara España" "No es cierto que yo pidiera la paralización de las rotativas. Lo que pedí fue que figurara el desmentido del Gobierno", dijo Monteira a Periodista Digital.
El titular de El Economista este miércoles, que Moncloa intentó censurar era el siguiente: La UE y el FMI diseñan para España un plan de liquidez de 250.000 millones".
María Claver, redactora jede de este diario, reveló en la tertulia de Es la noche de César en esRadio, que Monteira llamó al director Amador Ayora con la intención de que parasen las rotativas y el periódico no saliese a la calle.
En un artículo publicado este jueves en El Economista, Amador G. Ayora cuenta cómo fue la conversación. Por su interés, lo reproducimos íntegramente:
- "Siempre tuve la idea de que un portavoz oficial es alguien ponderado, elegido por su buen criterio y su sentido común. El portavoz del Gobierno, Félix Monteira, me llamó a medianoche del martes a vos en grito, con malos modos, nervioso perdido por la información de El Economista de ayer sobre el plan de rescate que diseñan la UE y el FMI para España. Me exigió que parara la imprenta para incluir un desmentido, me recordó varias veces seguidas que él era el portavoz oficial y yo no, sólo el director de un periódico económico, apeló a mi responsabilidad por el daño que podía hacer a los mercados y al país entero y, finalmente, entró en ira cuando le recordé que aquí la única responsabilidad es la del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que no gobierna y ha llevado a la economía a una situación cercana al caos. En El Economista siempre nos hemos distinguido por informar con el mayor rigor y libertad posibles, que él pretende cercenar con autoritarismo. Han perdido los papeles".