L D (Agencias) El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, estuvo también en las exequias, junto a los presidentes del Congreso, Manuel Marín, y del Senado, Javier Rojo, y los ministros de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y de Defensa, José Bono. En representación de la Comunidad Autónoma acudió la presidenta, Esperanza Aguirre, y por el municipio el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, además de los representantes de las más altas instituciones españolas. Asistieron también a la misa funeral por parte del Partido Popular, su presidente, Manuel Rajoy, su portavoz, Eduardo Zaplana, y su secretario general, Angel Acebes. Los embajadores de Italia y Polonia también se acercaron hasta la Almudena para rezar por Juan Pablo II.
La infanta Elena no pudo estar en las honras fúnebres por encontrarse afectada por una afección vírica, mientras que Doña Cristina tampoco vino a Madrid, aunque asistió junto a su esposo, Iñaki Urdangarín, a las exequias celebradas por Juan Pablo II el pasado sábado en Barcelona. Los miembros de la Familia Real llegaron a las puertas de la catedral minutos antes de las ocho de la tarde y fueron recibidos por monseñor Rouco, quien también les despidió, entre los aplausos de los ciudadanos, antes de que subieran a su automóvil. Los Reyes, los Príncipes y Jaime de Marichalar siguieron el oficio religioso desde unos reclinatorios colocados a la derecha del altar, mientras que los representantes del Gobierno y de las instituciones se colocaron en los primeros bancos de la explanada.
La infanta Elena no pudo estar en las honras fúnebres por encontrarse afectada por una afección vírica, mientras que Doña Cristina tampoco vino a Madrid, aunque asistió junto a su esposo, Iñaki Urdangarín, a las exequias celebradas por Juan Pablo II el pasado sábado en Barcelona. Los miembros de la Familia Real llegaron a las puertas de la catedral minutos antes de las ocho de la tarde y fueron recibidos por monseñor Rouco, quien también les despidió, entre los aplausos de los ciudadanos, antes de que subieran a su automóvil. Los Reyes, los Príncipes y Jaime de Marichalar siguieron el oficio religioso desde unos reclinatorios colocados a la derecha del altar, mientras que los representantes del Gobierno y de las instituciones se colocaron en los primeros bancos de la explanada.
El secreto de Juan Pablo II
En su homilía, Rouco Varela señaló que el secreto del fecundo pontificado de Juan Pablo II fue que amó "a Cristo sin reservas, hasta identificarse con El". Desde una hora antes de iniciarse la misa las campanas de la Almudena doblaron a muerto, mientras que los miles de feligreses que acudieron a honrar a Juan Pablo II comenzaron a llegar a la explanada a las tres de la tarde y siguieron con devoción la liturgia, a pesar de la baja temperatura que había en Madrid cuando, cerca de las nueve de la noche, se puso el sol.
El coro de la catedral de la Almudena entonó "Luz en nuestras vidas" y Kyries, mientras que en la oración de los fieles se pidió por el Papa, por la Iglesia, por los cardenales miembros del Cónclave (que elegirán al próximo Papa a partir del 18 de abril), por la patria y porque se acabe el terrorismo, y por todos los difuntos. Las cinco mil sillas colocadas en la explanada de la catedral y en patio de la Armería del Palacio Real fueron totalmente ocupadas por fieles, pero otras muchas personas siguieron el oficio religioso de pie, desde cualquier lugar cercano a la basílica.
El altar, situado ante la puerta principal de la catedral, tenía a su derecha la imagen de la Virgen de la Almudena, y a su izquierda una fotografía Juan Pablo II. Un cuadro con la resurrección de Cristo ocupaba la fachada del templo. Sólo las palabras del cardenal, el doblar de las campanas y los cánticos se oyeron hoy en el funeral por el Papa, que falleció el pasado día 2.
En tres momentos el recogimiento se convirtió en un aplauso cerrado cuando el cardenal pidió a los asistentes que no rompan "sus raíces cristianas", cuando recordó la última despedida de Juan Pablo II en 2003 cuando dijo:"!Hasta siempre España!. !Hasta siempre, tierra de María!, y cuando comentó que el Papa "transmitió y vivió como el Pastor bueno", que el hijo de Dios quiso concedernos. Y, al igual que ocurrió en el Vaticano el pasado día 8, se exhibieron algunas pancartas pidiendo que el Papa sea santo ya.
En su homilía, Rouco Varela señaló que el secreto del fecundo pontificado de Juan Pablo II fue que amó "a Cristo sin reservas, hasta identificarse con El". Desde una hora antes de iniciarse la misa las campanas de la Almudena doblaron a muerto, mientras que los miles de feligreses que acudieron a honrar a Juan Pablo II comenzaron a llegar a la explanada a las tres de la tarde y siguieron con devoción la liturgia, a pesar de la baja temperatura que había en Madrid cuando, cerca de las nueve de la noche, se puso el sol.
El coro de la catedral de la Almudena entonó "Luz en nuestras vidas" y Kyries, mientras que en la oración de los fieles se pidió por el Papa, por la Iglesia, por los cardenales miembros del Cónclave (que elegirán al próximo Papa a partir del 18 de abril), por la patria y porque se acabe el terrorismo, y por todos los difuntos. Las cinco mil sillas colocadas en la explanada de la catedral y en patio de la Armería del Palacio Real fueron totalmente ocupadas por fieles, pero otras muchas personas siguieron el oficio religioso de pie, desde cualquier lugar cercano a la basílica.
El altar, situado ante la puerta principal de la catedral, tenía a su derecha la imagen de la Virgen de la Almudena, y a su izquierda una fotografía Juan Pablo II. Un cuadro con la resurrección de Cristo ocupaba la fachada del templo. Sólo las palabras del cardenal, el doblar de las campanas y los cánticos se oyeron hoy en el funeral por el Papa, que falleció el pasado día 2.
En tres momentos el recogimiento se convirtió en un aplauso cerrado cuando el cardenal pidió a los asistentes que no rompan "sus raíces cristianas", cuando recordó la última despedida de Juan Pablo II en 2003 cuando dijo:"!Hasta siempre España!. !Hasta siempre, tierra de María!, y cuando comentó que el Papa "transmitió y vivió como el Pastor bueno", que el hijo de Dios quiso concedernos. Y, al igual que ocurrió en el Vaticano el pasado día 8, se exhibieron algunas pancartas pidiendo que el Papa sea santo ya.