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Los pinganillos ya están aquí

La esperpéntica imagen de Manuel Chaves escuchando por sus auriculares el discurso traducido al castellano de José Montilla ya será lo habitual.

El Senado ha cumplido este martes una de las peticiones más demandadas por los parlamentarios nacionalistas y ha permitido, por primera vez, el uso de una lengua cooficial en una moción, que los senadores han podido seguir gracias a un sistema de traducción simultánea y pinganillos instalados en sus escaños.

Ha sido el senador Ramon Aleu, del PSC, el primero que se ha dirigido a sus compañeros parlamentarios en catalán para defender una moción de su grupo sobre el abandono escolar.

Una intervención que ha obligado a la mayoría de senadores a colocarse unos cascos para escuchar a los traductores -el Senado ha contratado a dos para el euskera, dos para el gallego y tres para el catalán y el valenciano-.

Tras las palabras de Aleu, seguidas de numerosos aplausos, le ha sustituido en la tribuna de oradores la senadora popular María Jesús Sáinz, quien ha dicho sentirse orgullosa de su lengua (el gallego), pero ha preferido no utilizarla en su intervención porque el tema que se debatía afecta a todos los españoles y el castellano es el idioma en el que todos la iban a entender.

Según el Senado, el coste de cada sesión con traducción simultánea será de 11.950 euros. La Cámara alega que no supondrá un coste adicional porque se ha reorganizado el Presupuesto.

El coste extra, dicen, se limitará a los 4.500 euros de los 400 auriculares que se han adquirido para sus señorías. Siete intérpretes se dedicarán a traducir del euskera, catalán, valenciano y gallego al castellano. Al menos no se hará al revés: se da por hecho de que los diputados sí entienden el español. Además, cada intervención tendrá que transcribirse en las lenguas oficiales en el diario de sesiones.

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