El cantante José María Sanz, Loquillo, ha presentado este martes su "Barcelona ciudad", editada por Ediciones B, en la que cuenta su historia, la de "un adolescente al que el rock&roll enseñó a vivir", en una ciudad, convertida a finales de los años 70 en el epicentro de la transgresión.
"Los libros de rock son un auténtico coñazo, porque todo el mundo termina drogándose y tirándose por la ventana", asumió hoy el cantante. Para evitarlo, y para no hacer nada "pedante ni trascendente", Loquillo narra sus años de adolescencia en breves capítulos, cuajados de anécdotas personales y algunas reflexiones sobre el ambiente político de la Transición.
Desde sus años en el instituto, sus incursiones en el rugby y el baloncesto hasta su prematura entrada en el mundo de la música –"a los 14 años ya montábamos cirios", cuenta–, Loquillo se retrata a sí mismo como "hijo de una Barcelona underground, que tuvo su momento de gloria a finales de los 70 y que desapareció cuando llegó la democracia".
En el libro reivindica grupos, en su opinión, injustamente olvidados, como Los Rebeldes y Último Resorte, o hitos de la música como el festival Canet Rock y las Jornadas Libertarias que se celebraron en Montjuïc, y asume que la música rockabilly que él y sus "rockers" hacían no era especialmente bien vista desde el poder político.
"Entonces lo oficial era la 'Cançó', y nosotros éramos una cosa extraña que no podía existir", lamentó, al tiempo que se preguntó por qué se ha silenciado todo ese legado musical, hasta ahora poco reivindicado desde las instituciones públicas. "¿Tanto daño podía hacer a la cultura que quería imponer la Generalidad?", se preguntó Loquillo, que teme que esa escena musical es una cultura que no interesa al "nacionalismo capgrós".
Sin pelos en la lengua, Loquillo aprovechó la presentación de su libro para criticar la necesidad de mostrarse de artistas como Miguel Bosé, al que, según dijo, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero le ofreció la cartera del Ministerio de Cultura; calificó a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de "cementerio de elefantes" y aseguró que ser alternativo "no es ir con la hoz y el martillo y la estelada".
En medio de la gira con la que celebra su 30 aniversario en la música, y a punto de presentar el documental "Mujeres en pie de guerra" en el Festival de Derechos Humanos de San Sebastián, Loquillo ya piensa en un proyecto que tiene entre manos y que reunirá sobre el escenario a cuatro grandes del rock: Andrés Calamaro, Jaime Urrutia, Enrique Bunbury y él mismo.
Será, previsiblemente a principios del verano de 2011 en una gira que recorrerá España. A falta de que las discográficas y los mánagers den luz verde, "los cuatro artistas están de acuerdo", según confirmó el cantante barcelonés.