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Leguina retrata a Almudena Grandes: "sectaria" y "una antifranquista sobrevenida"

"Miserable" o "traidor" eran algunos de los calificativos que le dedicó la escritora Almudena Grandes a Joaquín Leguina por atreverse a criticar las marchas pro Garzón y los intentos de cuestionar la Transición. Este domingo, el socialista le ha contestado con una contundente carta.

El País Semanal publicó este domingo una carta de Joaquín Leguina, destinado a responder a un furibundo artículo de Almudena Grandes contra el ex presidente de la Comunidad de Madrid. Leguina se convirtió en blanco de las iras de la escritora por atreverse a contestar, con argumentos, las proclamas de las marchas en apoyo al juez Garzón y contra "la impunidad del franquismo".

El artículo de Leguina que comenzó esta polémica fue publicado en El País el pasado 24 de abril. Bajo el título "Enterrar a los muertos", el socialista se dedicó a desmontar las ideas, falsas, que sostenían quienes ese mismo día salían a la calle a atacar al Supremo en defensa del juez Garzón y, de paso, cuestionar la Transición española.

El ex presidente de la Comunidad de Madrid respondía, de forma intachable, a los argumentos más habituales de quienes, pancarta en mano, salen a la calle para atacar a los jueces. En primer lugar, defendía la Ley de Amnistía de 1977 como garante de la "reconciliación" de los españoles y recordaba que no se oponía a ninguna norma de las Naciones Unidas sobre los crímenes de guerra. Apuntaba, además, que "ha quedado bien claro que en los dos bandos se practicó una enfurecida 'limpieza étnica'".

Contestaba también a quienes defienden que los muertos del bando franquista ya han sido suficientemente homenajeados: "Lo que se consigue con un mensaje tan sectario es perpetuar la división". En opinión de Leguina, lo que se debiera hacer "es precisamente lo contrario, es decir, ampliar el mutuo perdón y hacer que todos los muertos –todos– sean también de todos".

En tercer lugar, Leguina rebatía a quienes sostienen que todos los represaliados por el franquismo son "héroes de la democracia" con ejemplos concretos, como el del "individuo siniestro Agapito García Atadell", que capitaneaba una de las Brigadas del Amanecer en Madrid dedicadas a "aparecer de madrugada en domicilios de gente de derechas para dar el paseo a sus moradores". "¿Por qué no aceptamos la verdad de una puñetera vez? La inmensa mayoría de la derecha española renegó de la democracia durante la República y, desde luego, durante la guerra... Pero es que la izquierda, en gran parte, hizo lo mismo, tomando la deriva revolucionaria", apunta.

Por último lugar, Leguina criticaba a quienes identifican a la derecha actual con el franquismo: "No sé si son conscientes del disparate que perpetran con este tipo de propaganda sectaria". "Somos muchos los que nos negamos a que la izquierda se reduzca a ser la mera expresión de una aversión, la aversión a la derecha", apuntaba.

Los ataques de Grandes

Sólo unos días más tarde, el 9 de mayo, Almudena Grandes, que participó en la marcha de Madrid pro Garzón donde se gritó contra el Supremo y el PP, aprovechó una de sus columnas para contestar, y atacar, Leguina. Bajo el título "La condición miserable", alusivo al socialista, la escritora y columnista de Prisa le dedicaba graves críticas tomando como hilo conductor el título de una de las novelas de Leguina, Tu nombre envenena mis sueños, tomado de un poema de Luis Cernuda.

El único argumento utilizado por Grandes para atacar el contenido del artículo del socialista era el hecho de haber citado en su artículo la novela Días de Llamas –una obra de ficción–, que versaba sobre abusos y crímenes de la izquierda sobre la Guerra Civil y que a ella le causó una "inconmensurable inquietud". Después se dedicaba, directamente, a criticar al socialista con el argumento predilecto de quienes le atacan: vincularlo a la derecha y cuestionar su autoridad por ser capaz de criticar al PSOE.

"Hay que celebrar que Luis Cernuda no haya vivido para leer la tribuna que firmó Leguina", dice Grandes, que añade que el poeta "se habría estremecido al comprobar que un solo hombre basta para expresar todo lo contrario" de la nobleza humana. Habla también de su "gratitud" a Esperanza Aguirre, que le ha "arreglado un puestecito". Y habla también de "la traición a un poeta, a su causa y a su espíritu".

Leguina se defiende... y retrata a la escritora

La respuesta de Leguina llegó el domingo en una larga carta al director. "No me esperaba una respuesta tan ofensiva y tan falta de sustancia como la que he recibido de Almudena Grandes", dice el socialista. Recuerda que la escritora no contradice "ni uno" de sus argumentos y lamenta que le eche "encima de sus espaldas a un muy querido poeta". De Cernuda, recuerda a Grandes que "nunca fue un sectario" y que "no estaría de acuerdo con un exabrupto descalificador" como el de Grandes, "propietaria de un discurso sectario de la cruz a la firma".

"Un alegato maniqueo de buenos y malos. Una reescritura de la historia con la mala fe como bandera", añade Leguina, que rebate una de las escasas ideas que vertió Grandes en su artículo, el de que los gobiernos republicanos no eran responsables de los crímenes en la retaguardia: "¿Tampoco las sacas efectuadas en la cárcel modelo madrileña, que llenaron con miles de cadáveres los campos de conocidos pueblos de la periferia?"

Continúa Leguina diciendo que Aguirre jamás le ha regalado un puesto, ya que el que tiene –como consejero permanente del Consejo Consultivo de la Comunidad– viene dispuesto por ley. Y lamenta que él, que estuvo "activamente contra el franquismo –y no éramos tantos–" se vea ahora alcanzado por "las picas de las lanzadas a moro muerto que tanto les gusta propinar a estos antifranquistas sobrevenidos". Parece poco probable que Grandes se atreva a contestar.

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