La nueva tasa de recogida de basuras del Ayuntamiento de Madrid se ha propuesto castigar a los comerciantes cuyos inmuebles tengan mayor valor catastral. Imponiendo un criterio abiertamente injusto el consistorio olvida el volumen de desperdicios generados, y obvia que la cantidad de basura de una mercería y una carnicería son sustancialmente distintos, al margen del valor de los comercios.
Pero esta medida no parece que quiera encaminarse a la efectividad, sino al castigo directo. ABC recoge testimonios de los comerciantes de la Milla de Oro madrileña, los que más están sufriendo las injusticias de los desvaríos impositivos.
Así lo manifiesta Miguel Ángel Matarranz, que regenta una tienda textil en la calle Serrano: “No genero basura. Tengo una tienda de ropa para el hogar. ¿Qué ensucio?¿Cuatro cartones? Ni siquiera los retira el Ayuntamiento. Vienen unos particulares con el camión y los recogen para venderlos. Y aún así tengo que pagar 459 euros de impuestos al año por la recogida de residuos. Una vergüena”.
Mataranz lo tilda de “arbitrariedad” y expresa abiertamente que “es una demostración de que el impuesto no tiene nada que ver con la limpieza de las calles sino con el único objetivo de trincar”.
Pero no solo los comerciantes obligados a pagar más de lo requerido observan con malos ojos la nueva tasa. Juan, propietario de una cafetería en Serrano 50, reconoce que genera más desperdicios que una perfumería o una tienda de ropa, aunque pagará mucho menos que sus propietarios. Pero él tampoco está a salvo de las arbitrariedades. Como su bar tiene mayor valor como inmueble, al estar situado en la calle Serrano; paga mucho más que cualquier otro bar madrileño. “Tener una cafetería en el distrito de Salamanca no significa que ganes una burrada, no tengo el dobe de beneficios que una de otro lugar de Madrid, pero sí voy a pagar el doble, o más impuestos por la recogida de basuras”.
A estas quejas, se unen las generadas por las molestias de las obras. “¿Y por qué no me paga el Ayuntamiento por la suciedad que genera a mi tienda por culpa de las obras? Soy yo quien se encarga de barrer la calle y limpiar la fachada”, confiesa a ABC otro propietario de un comercio en la Milla de Oro.
Ana Clemente, propietari a de una tienda de lencería advierte directamente al alcalde de las consecuencias de las tasas: “Si pretenden ayudar así al comercio estamos apañados. El Ayuntamiento nos está alargando la crisis con las obras, y ahora, con los impuestos”.