LD (Agencias) La consejera de Educación de la Junta de Andalucía, Teresa Jiménez, defendió la retirada "inmediata" de los centros educativos públicos andaluces de todo símbolo que pueda vulnerar la libertad religiosa de cualquiera de los miembros que conforman la comunidad educativa.
A preguntas de los periodistas en Sevilla tras firmar un convenio marco de colaboración para la creación de puestos escolares en el primer ciclo de Educación Infantil, Jiménez aseveró que la sentencia que obliga a un colegio de Valladolid a retirar un crucifijo "no aporta nada nuevo a lo que hemos venido haciendo desde la Junta".
Así, la responsable del ramo subrayó que "si cualquier miembro de la comunidad educativa considera que la presencia de un símbolo en un aula o cualquier otro espacio vulnera su libertad religiosa, no tiene más que solicitarlo y, de inmediato, se retira".
Volviendo al fallo judicial de Valladolid, no quiso entrar a valorarlo "al no ser firme y afectar a otra comunidad", pero recordó que la Ley de Educación de Andalucía y el Estatuto de Autonomía "recogen que la enseñanza en los centros públicos andaluces, conforme al carácter aconfesional del Estado, es laica", lo cual "garantiza el derecho de padres y madres a recibir una formación religiosa conforme a sus creencias".
En un comunicado de prensa bajo el título "¿Cuál es la razón?", el prelado se refiere a la sentencia que ha obligado a un colegio público de Valladolid a retirar los crucifijos de las aulas y lugares comunes, decisión judicial que "acata" pero "no comparte" .
El arzobispo arranca su exposición con el " preocupante fracaso escola r" en el sistema educativo español, que "no es culpa de que en algunos colegios públicos, muy pocos, haya algunos crucifijos colgados en la pared del aula escolar", ya que en el resto hace tiempo que "han desaparecido, se han guardado en el armario o colgado en otros lugares menos dignos".
El prelado comparte las razones esgrimidas por el consejo escolar del colegio Macías Picavea para mantener los crucifijos en las aulas, al entender que esos símbolos "no hacen mal, sino que son signo de amor entregado a los semejantes , de paz y ejemplo" de cómo ayudar a transformar el mundo e incluso son parte "de una cultura viva en la mayoría de los pueblos de Europa".
Braulio Rodríguez sostiene que " no existe ninguna norma que prohíba los crucifijos en las clases ", y no entiende que este símbolo pueda ser visto como una "amenaza" para otros niños o para la educación y el Estado laico. El prelado, que recuerda que algunos países como Italia o en la Baviera alemana se ha regulado la cuestión y se permiten los crucifijos en las aulas, concluye que "sin duda en el caso que nos ocupa las partes afectadas por la sentencia harán valer sus derechos, siempre con procedimientos democráticos".