Provocación sin necesidad. Así se sienten una parte de los católicos catalanes ante el estreno este jueves de una obra de teatro ofensiva contra ellos en el Teatro Nacional de Cataluña, propiedad de la Generalidad.
La obra en cuestión se titula Gang Bang, Abierto hasta la hora del Ángelus. Ya desde el título tiene referencias religiosas con el objetivo no se sabe, si conseguir publicidad o provocar aún más. Gang Bang es, según la propia descripción de esta instalación pública, "un término utilizado par referirse al intercambio durante una violación consentida en grupo, pero también ha ido adquiriendo nuevos significados cuando era práctica se hace de forma consentida".
Si el título ya tiene referencia religiosa el subtitulo elegido por el Teatro Nacional de Cataluña para referirse a una obra que se centra en estas prácticas se puede definir como un ataque frontal a los creyentes. "Tomad y comed todos de él, que éste es mi cuerpo entregado por vosotros", dice, haciendo una burla de las palabras de Cristo durante la Última Cena y que se utiliza en la consagración durante la eucaristía.
A pesar de que aún no ha sido estrenada la obra ya ha generado polémica, también por el hecho de la gran publicidad que se está haciendo desde una instalación pagada por todos los catalanes. Y es que esta obra que trata de "sexo extremo" se ambienta durante la última visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona el pasado mes de noviembre.
En el resumen de la obra teatral dirigida por Josep María Miró Coromina aparece que "la llegada del Santo Padre a Barcelona ha disparado las visitas a la Sagrada Familia y ha aumentado la venta de recuerdos, crucifijos y merchandising cristiano. Y de rebote, el sector hotelero y de la restauración hace su agosto en pleno otoño. La visita papal y todo su peregrinaje también han hecho que en La Ilum, un local de hombres donde se practica el sexo, esta noche no den abasto".
Poco tarda en relacionar el viaje del Papa y la trama puesto que, según continúa la descripción "allá, peregrinos y habituales confluyen, aquél que desde hace años es el primero en llegar y el último en salir, una catequista drogada de GHB o un joven que acaba de cumplir los dieciocho y para celebrar tanto el aniversario como la feliz coincidencia con el líder del Vaticano quiere ofrecer su cuerpo a todos aquellos que deseen poseerlo".
Las quejas no se han hecho esperar y la plataforma E-Cristians ha amenazado con acciones legales ante un espectáculo que definen como "una ofensa grave y oportunista". Este grupo explica que mucha gente le ha manifestado sus quejas "ante el texto promocional en el que se mezcla de forma oportunista, una visita papal con el sexo ultraduro". Por ello, han enviado una carta al consejero de Cultura catalán, Ferrán Mascarell, para pedirle que "asuma una decisión pertinente" por un contenido que puede resultar "escandalosamente desafortunado".
Por su parte, en declaraciones al diario Público, el director de la obra afirma que puso este título a la obra porque "se trata de una contradicción. No puede existir una violación consentida, puesto que si se consiente ya no es violación". Además, niega que la obra hiera la sensibilidad de los católicos sino que busca plantear una reflexión a través de unos personajes que se sienten solos en una orgia.
Además, Miró Coromina asegura que "quien venga para ver sexo o polémica, saldrá decepcionado". Y añade que "que alguien pretenda pasar la tijera a una obra me recuerda a una época que afortunadamente no conocí puesto que nací en 1977".
La presentación de esta obra se enmarca en plena batalla por la presencia de las capillas en las universidades públicas y en una campaña de los laicistas más radicales para eliminar cualquier elemento religioso de la vida pública. Ahora el problema se centra en la presencia de obras y espectáculos que agreden a los creyentes en teatros de titularidad pública.