La asociación ecologista Greenpeace ha criticado este lunes el apoyo del Gobierno a la creación de una red de tuberías para trasladar el dióxido de carbono (CO2) desde cualquier punto del planeta hasta otro para su almacenamiento. En un comunicado que recoge EFE, Greenpeace ha considerado que el anteproyecto sobre almacenamiento geológico presentado esta mañana, en lugar de proteger el medio ambiente, es un "salvavidas" para las industrias de combustibles fósiles, como si ambas cosas fueran necesariamente incompatibles.
En opinión de esta organización ecologista, el almacenamiento es un intento de la industria para mantener su actividad en un contexto, según ellos, de "creciente preocupación por el cambio climático". Pero en lugar de celebrar que la propaganda climática haya tenido tanto éxito, el director de Greenpeace, Juan López de Uralde, exige que los recursos destinados a esta tecnología sean destinados a la investigación de energías renovables, "que es la forma más rápida de reducir las emisiones".
Sin embargo, secuestrar el CO2 emitido por las centrales térmicas de carbon, aunque caro, sigue siendo mucho más eficiente económicamente que las energías solar y eólica, que siguen necesitando de cuantiosas subvenciones para ser rentables. De hecho, el profesor Wallace S. Broecker, que acuñara el término "calentamiento global" y no es nada sospechoso de no creerse la teoría ecologista al respecto, considera el secuestro de CO2 como la única opción viable. Suponiendo, claro está, que las emisiones de dióxido de carbono sean la causa.
El anteproyecto de ley, que ha sido presentado hoy por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, y el secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, y que será remitido a las Cortes antes de finales de año, apoya la investigación para el almacenamiento geológico de CO2.