En estos momentos en los que arrecian las críticas contra la ley antifumadores, a Felipe González le ha tocado la papeleta de defenderla, y el ex presidente ha cumplido con su papel, aunque ha metido una puntilla bastante reveladora.
Preguntado a este respecto por Ana Pastor en Los Desayunos de TVE, González aseguró que la nueva normativa "la estoy cumpliendo, tampoco lo llevo tan mal" dijo, como excusándose. Cargó contra el tabaco y contra "la estúpida dependencia" que él mismo padece y equiparó la ley antifumadores, con las normas imperantes en lugares que él visita "como Francia, o Buenos Aires, el D.F, y ya no hablemos Nueva York".
Incluso, bromeó sobre su papel en esta normativa: "Toda esta fiesta empezó porque yo prohibí fumar en los Consejos de Ministros, no porque me molestara el tabaco ya que yo fumo, sino porque así los Consejos duraban la mitad" confesó.
Pero fue al término de la entrevista cuando González hizo gala de espíritu crítico, y demostró su verdadera opinión sobre la normativa. Aseguró que lo que "me plantea dudas" es si "una compañía aérea o cualquier otro negocio privado" quisieran montar "un negocio sólo para fumadores". El ex presidente aseguró que eso sería "constitucional, aquí y en Estados Unidos, eso no se puede negar".
Así, González respalda una de las teorías que los hosteleros contrarios a la ley enarbolan para respaldar su incumplimiento: al ser un negocio privado, tienen derecho a establecer las normas que quieran, dentro de su local.