El ministro de educación se adelanta, y compromete, al vicepresidente Rubalcaba que ha prometido a LD que el próximo viernes hará una valoración después de tres semanas sin contestar a este periódico porque "no se ha leído la sentencia". Lejos de acatarla, el titular de Educación respalda a sus compañeros del PSC que se habían comprometido con CIU a "ignorar la sentencia" y a "no tocar ni una coma" del actual modelo.
El ministro de Educación no se entera. Veintiún días han pasado desde que salieron las sentencias del Tribunal Supremo que tumban la teoría del Gobierno de que el modelo lingüístico catalán entraba "dentro de la Constitución", al decir que "pervierte el modelo constitucional". Las tres semanas siguientes este periódico ha interrogado al Ejecutivo sobre este asuntos en las tres ruedas de prensa que se han celebrado tras los Consejos de Ministros en Moncloa. Ni Rubalcaba el día 23 de diciembre, ni Zapatero el 30 de diciembre, ni Rubalcaba el pasado 7 de enero han contestado sobre el fondo de cuestión con la excusa de que todavía "no se la habían leído". Pero el clamoroso silencio del Gobierno no va con el ministro de Educación, Ángel Gabilondo.
No sólo no se había enterado del mutismo gubernamental sino que además enseña las cartas del Ejecutivo tras la sentencia del Supremo. "Bueno, ya saben que el vicepresidente primero del Gobierno después de una rueda de prensa estableció un poco la posición del Gobierno al respecto ¿no?". Gabilondo ha defendido que tanto "castellano y el catalán son lenguas vehiculares, es decir, que se puede organizar la educación en torno al castellano o en torno al catalán". Pero lo verdaderamente importante es lo que dice sobre el cumplimiento de la sentencia y el llamamiento del PSC y CIU de ignorarla y "no tocar ni una coma del actual modelo". "Ahora lo que hay es que entender cuáles son las competencias cada Gobierno para fijar esa lengua vehicular y nosotros entendemos que las competencias son del Gobierno legítimamente elegido en Cataluña". "Es la propia comunidad la que tiene que hacer una valoración si de esa sentencia se desprende que en algún lugar, o en algún ámbito, debe intervenir para garantizar esto, que es indiscutible", añadió.
El titular de Educación no se corta además al pedir que "el castellano y el catalán se tienen que conocer, hay el derecho a usarlo, el deber de conocerlo y yo me atrevo a decir también la necesidad de amar esas lenguas".
Tres semanas de silencio
En lo que no ha caído Ángel Gabilondo es en que el vicepresidente Rubalcaba se había comprometido a romper el cuidadoso silencio gubernamental con una "respuesta sólida" el próximo viernes día 14 de enero. Y el ministro acaba de poner en la encrucijada al vicepresidente al defender que la competencia es de Cataluña.
La expectativa se ha incrementado en las últimas semanas. No sólo desde este periódico sino también desde los medios catalanes que el pasado viernes preguntaban a este diario: "¡A ver cuando te responde!".
Y es que el jueves 23 de diciembre el número dos del Gobierno hacía el primer aplazamiento de su respuesta a Libertad Digital: "¿No le parece que es razonable que me la leay, una vez que me la haya leído y el Gobierno tenga una opinión, le digamos lo que opinamos de ella?".Una semana más tarde llegaba el segundo aplazamiento pero, esta vez, era en boca del presidente Zapatero que se escudaba en Rubalcaba: "He dicho que el vicepresidente primero se ha comprometido. Vaa emitir la opinión del Gobiernocon todas sus consecuencias (...) el próximo día 7 podrá tener la contestación a la materia". Pero ese día tampoco llegaba la respuesta de Rubalcaba: "Perdóneme, se me ha olvidado", decía el portavoz del Gobierno a pesar del compromiso explícito del Jefe del Ejecutivo con este periódico."No sólo incumplo con usted, que sería malo, incumplo con el presidente del Gobierno que me encargó específicamente contestarle. Así que le aseguro que el próximo viernes le contestaré...". "De verdad que el próximo viernes tendrá una respuesta sólida incluso", añadió.
Este viernes, "una respuesta sólida"
Esa respuesta "sólida" que ha prometido el vicepresidente Rubalcaba llegará este viernes, pero llegará tres semanas después, veintitrés días desde que se publicara la sentencia, lo que da una idea del complicado panorama en que se mueve el Gobierno por su apoyo a las políticas nacionalistas del PSC y el tripartito.
A nadie se le escapa que el asunto encierra un conflicto para el presidente del Gobierno en particular y el Ejecutivo en general. Fue Zapatero el que defendió a capa y espada que el actual modelo aprobado por el tripartito tenía "encaje constitucional", al igual que el Estatuto. Y es ahora el Supremo el que le enmienda la plana a un Ejecutivo que, aunque tarde, tendrá que dar la cara para acatar la sentencia y reconocer su error.
Y lo que es peor: tendrá que llamar al orden al PSC para que cumplan la sentencia, después de que éstos hayan firmado por escrito un acuerdo de gobierno con CIU en el que se comprometen a "ignorar la sentencia" y a no tocar ni una coma" del actual modelo.