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Felipe González echa de menos "grandeza para enfrentar los desafíos" en la política

El ex presidente del Gobierno parece decidido a tener una mayor presencia mediática, al menos eso parece sugerir la concesión de una entrevista exclusiva a la revista GQ en la que acaba resultando mucho más llamativa la desmedida adoración del entrevistador que las respuestas del entrevistado.

El ex presidente del Gobierno parece decidido a tener una mayor presencia mediática, al menos eso parece sugerir la concesión de una entrevista exclusiva a la revista GQ en la que acaba resultando mucho más llamativa la desmedida adoración del entrevistador que las respuestas del entrevistado.
Felipe González , el que fuera presidente del Gobierno de los GAL, de los escándalos de corrupción semanales y de la tasa de paro del 25%, echa de menos "grandeza" en los políticos "para enfrentar los desafíos que tenemos y parece que no se quiere levantar la mirada sobre lo in-mediático".

Además, el que fuera durante dos décadas Secretario General del PSOE dice que "el componente fundamental del compromiso con la política fue la rebeldía, no la ideología" , una rebeldía que nacía de no conformarse "con la situación de dictadura en la que nací".

Una entrevista patética

Lo más sorprendente de la entrevista es la absolutamente increíble actitud del entrevistador, Juan Carlos de la Iglesia , que olvida las más elementales normas del decoro periodístico en su introducción sobre el personaje, que es lo más desatadamente elogioso, hasta el ridículo, que se ha leído en los últimos años.

Así, empieza la sesión de jabón afirmando que González "tiene más morbo que Zapatero", para a partir de ese punto seguir resbalando por una sorprendente pendiente de enamoramiento y pseudo erotismo: "Las mujeres que le han amado, los hombres que le admiran, caen seducidos por el magnetismo de su inteligencia, una de las armas eróticas más poderosas".

Finalmente, el periodista descarrila con un párrafo delirante: "En sus andares y gestos evoca una sensualidad animal envolvente, que se detiene justo antes de hacerse juguetona, porque abomina de la frivolidad".

En ese caso, suponemos que no le habrá gustado mucho esta entrevista.

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