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El Vaticano culmina el radical cambio de rumbo en la Iglesia del País Vasco

La Iglesia vasca es un hervidero ante los inminentes movimientos que se producirán en Bilbao y que culminará con el radical cambio propuesto por el Vaticano ya iniciado con Munilla. Mario Iceta, vasco no nacionalista y actual auxiliar de Bilbao, sustituirá a Blázquez, que partirá a Valladolid.

La Iglesia vasca es un hervidero ante los inminentes movimientos que se producirán en Bilbao y que culminará con el radical cambio propuesto por el Vaticano ya iniciado con Munilla. Mario Iceta, vasco no nacionalista y actual auxiliar de Bilbao, sustituirá a Blázquez, que partirá a Valladolid.

Tras 15 años realizando una labor más que aceptable, monseñor Blázquez podría dejar Bilbao rumbo a Valladolid. Su sucesor en Vizcaya sería el actual auxiliar, Mario Iceta, un prelado de características similares a Munilla. Obispo joven, vasco, que habla euskera perfectamente y que también comparte el haber sido criticado por los sectores políticos y eclesiales nacionalistas.

La Santa Sede sigue con su pausada aunque constante marcha en el cambio de la Iglesia en el País Vasco, una de las zonas más secularizadas de España debido al nacionalismo y su intrusión en la jerarquía y el clero. Para ello, ha optado por jóvenes sacerdotes, ya obispos, fieles al Magisterio y sobre todo más entregados a su labor eclesial que a la política.

El nombramiento fue adelantado por el blog La Cigüeña de la Torre, especializado en nombramientos episcopales y que también ha confirmado que Blázquez será nombrado arzobispo de Valladolid el próximo 11 de marzo.

Mario Iceta Gavicagogeascoa comparte grandes similitudes con el nuevo prelado de la vecina San Sebastián, José Ignacio Munilla. El hasta ahora obispo auxiliar de Bilbao, el más joven de toda la Conferencia Episcopal, es también vasco ya que nació en Guernica y habla perfectamente euskera. Sin embargo, al igual que ocurría con Munilla, su gran "pecado" es no ser nacionalista. Éstos pedían obispos de la tierra y que hablarán vascuence y el Vaticano los ha complacido pero nombrando sacerdotes fieles y bien preparados.

Tanto Iceta como Munilla comparten más características. Los dos se formaron en seminarios fuera del País Vasco dado el nacionalismo que impregnaba estas casas de formación. El vizcaíno se formó primero en Navarra y luego se ordenó en Córdoba donde llegó a ser vicario general.

Una de las principales cualidades de este obispo, de apenas 45 años, es su alta preparación académica. Tras licenciarse en Medicina por la Universidad de Navarra, se doctoró en Cirugía. Además, también es doctor en Teología y posee un Máster en Economía.

Desde que en 2008 fue nombrado auxiliar de Bilbao se venía especulando con que sería el elegido por la Santa Sede para dar el giro definitivo ya iniciado con Ricardo Blázquez primero y Munilla recientemente, a la ya escasa iglesia vasca.

Su nombramiento no fue bien digerido por los nacionalistas que preferían un obispo de su cuerda. Incluso se quedaron sin argumentos puesto que se habían hartado de pedir obispos vascos y que hablasen vascuence. Su llegada provocó una ola de protestas también entre los sacerdotes, algo similar a lo que ocurrió en San Sebastián, e incluso se produjo alguna que otra dimisión en la curia vizcaína.

Desde su cargo de auxiliar, Iceta ha luchado contra la nueva ley del aborto y ha criticado la hipocresía del PNV, al que les ha recordado en varias ocasiones sus orígenes católicos. Además, monseñor Blazquez le conminó la tarea de intentar resucitar un seminario casi vacío y que durante años fue cuna del nacionalismo. Y aunque la cosa no está todavía muy boyante, es actualmente el que más seminaristas tiene en todo el País Vasco.

Si todos los cauces se cumplen, Ricardo Blázquez será nombrado arzobispo de Valladolid el próximo 11 de marzo por lo que unas semanas después Iceta pasará a ser el titular de Bilbao, completándose así el cambio de fichas en el País Vasco. La Santa Sede quiere premiar así a Blázquez por su difícil labor durante estos quince años. Hay que recordar que a su llegada a Bilbao fue también duramente criticado por los nacionalistas y aún resuenan las palabras de Arzalluz hablando de "ese tal Blázquez".

Pocos podían pensar en una jerarquía formada por Munilla e Iceta y Asurmendi en Vitoria. Puede que haya una esperanza para una Iglesia que en el pasado fue muy viva y que ha dado cientos de misioneros a lo largo de la historia.

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